Ellas
Son insuficientes los latidos
que
habitan en nuestros oídos.
Pechos
desvalidos
entre
ojos caídos
en
un baile de sentidos.
El
sudor no comprende
nuestro
rito candente
frente
a frente
emergente
y eternamente
olvidadas
por la gente
nos
besamos complacientemente.
Caemos
en cuenta
que
la noche trascurre lenta
sin
penetración violenta
entre
marejadas que nadie afrenta
frente
a una fogata que calienta
a
la palabra inquieta
que
asienta
cada
rubor que nadie orienta.
Entre
lamidas y caricias
vamos
forzando rimas
sin
angustias
amándonos
sin tarimas
sin
excusas
sin
pelusas y sin blusas
me
amas,
me
abrazas,
me
besas,
me
callas,
me
suplicas
que
grite sin penas
entre
condenas,
te
aferras
sin
faldas
a
mis piernas.
Entre
dama y dama
no
hay drama
y
nadie nos aclama.
Deshacemos
la cama
sin calma
nuestra
vida se empalma
en
cada alma
humildes
y sin fama.
Caemos
en un risco
de
nuestro amor lésbico
con
ahínco
un
tanto turístico
y
sin dolor físico;
mítico
y magnífico
gozando
un baile rítmico.
Comienza
la sospecha
hasta
la fecha
de
nuestro amorío sin flecha.
Yaces
satisfecha
pero
a mí me dejas deshecha
y
así se acaba la brecha.
La
de un amor de mujeres
sin
pesebres.
Hoy
no somos tres
así
que ya no mires
y ya
no me suspires,
y ya
no susurres.
Aquieta
tus olores
sin
flores,
pero
con muchos colores
y
sin rencores.
Voy
adorando entre temblores
más
y más a las mujeres,
sin
admiradores
pero con vibradores.
Me llaman la milamores,
así
que ya no llores
por
dulces estafadores.
Llámame
en atardeceres
Yo
te haré mil favores
sin
albores
y sin nombres
cuando al fin ya no haya rencores.
JNR