Maldita batalla
Leo
en los embates mientras las lágrimas caen como misiles en las páginas de los
libros. Leo en el camión frente a ritmos sonoros al ritmo de las más
escandalosas cumbias. Leo en el metro suburbano de pie, mientras con una mano
me aferro a un tubo y con la otra sujeto mi libro como escudo fiel: el equilibrio
se vuelve vital. Leo en casa ante las clemencias auditivas de mis vecinos
escandalosos. Leo con, y sin paz mental. Leo con el celular sonando, vibrando.
Leo mientras la enfermera me inyecta la vacuna. Leo en las lluvias, mientras
salto charcos elevándome con mi paraguas en una mano y con mi libro en la otra.
Leo mientras como un hotdog. Leo
mientras escucho las películas. Leo ante los sonidos repetitivos de mi familia
haciendo labores del hogar. Leo en escándalos, en riñas, en los más sepulcrales
silencios que proporciona la madrugada. Leo con café. Leo caminando. Leo
acostado, y leo con los ojos entre cerrados. Leo frente al televisor mientras
transcurre algún partido de futbol. Leo en la cocina mientras preparo arroz
blanco y pescado. Leo comiendo chocolates. Leo en el baño. Leo en el carro, y
leo en el tianguis. Leo mientras la gente habla. Leo al esperar en filas de
banco, cine, etcétera. Leo saliendo del museo. Leo en la banqueta y en el
restaurante a fuera frente a una cerveza. Leo fumando, leo mientras me lavo los
dientes. Leo cuando me regañan, leo en clase, leo feliz, leo enojado. Leo con
el corazón roto, y leo mientras beso a mi pareja. Leo en la montaña, en bosque,
en la playa. Leo donde se pueda y yo quiera. No leo porque sea inteligente, no
leo por moda. Leo porque me gusta y leo de todo. Hasta lo que nadie espera,
hasta lo que nadie anhela. Leo mientras compro libros, ya sea en librerías de
viejo o librerías donde haya precios accesibles. No leo ediciones caras. Es un
maldito pecado que la industria haya convertido al libro en un maldito Fetiche.
Mi rebeldía ante ello, es comprar la edición más cutre. Leer no es un placer
para mí; es una maldita batalla.
JNR