Ocultación desbocada
¿Por qué callar los recuerdos si en ellos nos
despojamos de lo vivido? Nuestra divagación constante de eternos suplicios que;
buscamos en cualquier lugar, en cualquier cosa, en cualquier persona. Somos
seres incapaces de mostrar qué hay debajo de lo oculto. Ocultación desbocada y
plasmada en enseñanzas que aprendemos del vulgo mundano; que vive de mentiras,
de hipocresías, de apariencias. Somos los falsos camaleones que imitamos de la
manera más pobre, sentimientos que nunca podremos comprender en su totalidad.
¿Qué sería de nosotros si no existiera la palabra “amor”? Seríamos simples
simios esparciéndonos por el globo terráqueo de manera despiadada. Pero, en el
fondo, ¿eso no es lo que hacemos con la máscara del Amor? Con esa mentira bien
encumbrada, bien argumentada, bien establecida y jamás cuestionada. Y los que
han llegado a cuestionar al amor, son mal vistos por los enamorados. ¿En qué
momentos dejamos de cuestionar lo que “más nos hace felices”? Ese sentimiento
que genera odio, guerras, muerte y destrucción. Sentimos y lo encapsulamos en
su concepto. Somos tan frágiles al depender de las palabras y nuestro lenguaje.
Sonrisa igual a felicidad. ¿Y por qué no la sonrisa como arma para una gran
traición? Somos seres siempre en busca de la conquista, conquistas vanas o
trascendentes. Esa necesidad de conquistar al otro o dejar ser conquistado. ¿Por
qué nos vemos tan estúpidos si bailamos sin música? ¿Y si, así como quitamos la
música a los bailarines, quitáramos el dinero a la humanidad? ¿Cómo se movería
el que depende del dinero? ¿Y si quitáramos la palabra Dios? ¿Qué sería de
nuestra existencia? ¿Qué sería de nosotros si no existiera la palabra muerte o
fin? ¿Cómo sería nuestra vida sin los términos que nos agobian o enaltecen o
que nos dan propósitos? ¿Por qué de lejos parecemos hormigas? ¿Y si las
hormigas en su pequeño universo tienen todo ese lenguaje que no pueden decir
con palabras? Amor, dinero, Dios, muerte… ¿Y si ante otras perspectivas somos
esas hormigas que se mueven con su pequeño todo? ¿Qué sentido tiene empequeñecernos
ante la incomprendida enormidad del cosmos?