Llámame

Llámame sombra o vela desatada, llámame un delirio encadenado de caverna, llámame el perseguidor de tus susurros más veraces, llámame el protector de tus lágrimas que cuidarán mis mejillas cálidas y enternecidas. Dime que estaremos juntos a pesar de las desgracias. Contesta mi llamado alterado donde mi pecho grita que te ama sin prejuicios. Dime que vendrás para reírnos bajo las sábanas. Dame señales de que me extrañas y te regalaré las nubes más fantásticas. Dime que soy tuyo y defenderé todos los días de mi vida a tus besos más hambrientos. Tómame de la mano para sentir que viajamos juntos sobre los paisajes más blancos del planeta. Duérmete en mi pecho que será tu almohada cada vez que el mundo se te desordene. Sólo dedícame una mirada para saber que vale la pena esperar. Sólo sonríe para grabarme tu sonrisa y luchar por ella toda la vida. Dime que estás ahí, aunque no pueda verte y extienda mis brazos para resguardar tu espalda de los dardos ajenos. Muéstrame tus heridas para que les cuente las historias más bobas y así vayan desapareciendo poco a poco. Dame un beso, y yo te daré cien. Dame un abrazo en la oscuridad para que se encienda el universo. Dime que no te irás, para así financiar un hogar juntos. Llámame de día, de noche, en la madrugada, pero llámame. Seré el oído que jamás te juzgará. Puedes contarme lo que quieras, que mi tiempo siempre se despejará para escucharte en la única vida que tengo. Di mi nombre y te regalaré mis sueños. No te despidas, que en mi mente ya eres eterna. No me digas adiós, a pesar de que nos separa la vida. Mejor no me prometas nada, porque sé que no regresarás de las cenizas. Mejor no me extrañes, porque tengo que continuar con mi vida. Mejor no me llames, porque tengo que aprender a afrontar que ya no estás y que seguirás cuidando de mí a pesar de que me veas siempre solo. Te extraño, aunque no sé si tú me extrañas. Te amo, aunque no sé si donde estás, puedas sentir amor. Está bien, llámame, aunque sé que cuando conteste, sólo habrá silencio.

J. N. R.