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Mostrando las entradas de octubre, 2020

Defectos

Canto en el llanto de mis versos el tiempo que se disuelve con cada angustia. Cáscara en el corazón amada y destruida, un soplo basta para deshacerme de tus besos en esta íntima y bien vestida algarabía. Quién suspira en la calles vacías ahora. Visto de negro en un eterno velorio de amargura. Risas bobas en mentes destruidas. Solo queda fingir simples y llanas rutinas. Tintineos de tacitas de té, más saborearte, desearte y amarte. Libros abiertos ante ojos ciegos, derroche de virtud ante un lápiz roto, un café frío lleno de alborotos. Muerto en vida anhelando la vida, arpegios de guitarra carcomida. Versos de Pizarnik y cuentos de Cortázar, sorbos de suicidio y tragos de infancia. Hoy murmuro voces que no son mías, me retiro envuelto en epifanías. Los lugares que compartimos caminando en risas, ahora cuchillos que se funden sin prisas, como dueles a ratos. Hoy ya no están las sacerdotisas. Alguien más ahora le promete ilusiones a tu boca, desearía tener tu mala memoria, pretender que

Inquietud eterna

    Una inquietud más que recurrente en un despertar precoz de mis memorias frías, me transporta a un velo de malla donde de manera precisa y constante llueve nieve todos los días. Las caricias del viento ajustan mi barbilla en dirección hacia las nubes donde el brillo ajusta hasta el más íntimo de mis sentidos. Carezco de norte y fluctúo en contraposición al torrente de mis penas que se desgastan de humedad roída y turbulenta. Gatos negros me invitan a tomar café en una habitación donde se han agotado mis memorias fugitivas. Abro la puerta no me la creo, el paisaje es inquietante, me encuentro en el último piso de un rascacielos sin fin, mi puerta da al eterno vacío de caída libre donde las aves remontan su vuelo apresuradas por alimentar a sus crías en un acto maternal casi instantáneo. ¿Quién soy ahora y el pasado constantemente perdido? En el pasado me pusieron un nombre, ahora solo arrastro el acto de nombrarme como algo presente cuando es un acto que es propio del pasado que ya n

Camino de tiempo

                                                 Noches de octubre y sombreros de septiembre. Noche de llanto: mi alivio amplio. Viejas cartas de un cofre rancio. Corazón quemado en lágrimas de lumbre. Sobre un cajón desentierro letras confusas. Viento de noviembre; amargo desencanto, tierno dolor de diciembre; cruel encanto. Año nuevo, nostalgias inconclusas, cicatrización constante llena de sangre, pupilas vacías que crujen de hambre. ¡Ya no soy amigo del tiempo ya que me arrastra descontento! Ya no hay instrumentos de viento, ya solo camino vacío y a destiempo. JNR

Sorbos de muerte

El viento retumba fulgurante en mi pecho resguardándose sin algún propósito entre mi ropa vieja. Doy un paso en la tierra seca donde cruje el sonido de los torbellinos de arena en mis oídos rancios. Mi boca a través del paliacate reza por un trago frío de cerveza espumante. Camino ya sin darle ordenes a mis piernas adormecidas. A punto de desplomarme inconsciente, un destello de luz coquetea lejano con mi sed moribunda. Una cantina arrancada del viejo oeste con sus luces encendidas, asoma un camino casi hecho a mano en este infierno de arena. Mis huellas de sangre quedan plasmadas en el camino detrás. Debajo de la puerta principal de la cantina, reluce una luz casi de lumbre, como si un volcán estuviera a punto de hacer explosión, palpita, destella, convulsiona, gime desde sus adentros como si yo fuera una presa   perfecta atraída cual mosquito hipnotizado hacia su muerte instantánea. Entro desmallándome a gatas en dirección al primer banco frente a la barra de madera astillada, vi

Ausente

     Me siento necesitado de amor, pero no creo que el amor necesite de otro idiota como yo. Una necesidad primaria nace en mí, esa..., la de hundir mis labios en labios que susurren mi nombre en cada una de mis veladas melancólicas.  Me he vuelto un circense al que la mayoría ignora, parado ahí abajo del semáforo rojizo, engullo malabares con objetos imaginarios, inexistentes; pero que de vez en cuando alguien observa por el retrovisor de su automóvil, donde habitualmente, soy atropellado por el rito de la indiferencia colectiva. Nuestro amor era como el sistema solar, solo que pensaba que yo era un planeta Tierra, tan lleno de vida y en estado permanente de contemplación donde tú representabas al Sol. Mi luz, mi alimento. Distancia perfecta aunque con la luna de amante cuando no estabas. Gracias por despertarme de aquella fantasía, cariño. Caigo en la realidad de que no era una Tierra, sino más bien un Plutón que ya ni siquiera es considerado planeta. Aquí estoy ahora, errante, lejan

Qué es la filosofía

Hay cierta ironía que acompaña al cuestionarle a la filosofía un qué, que posteriormente puede derivarse en un por qué, para qué, cómo, etcétera. Dicha ironía de definir de manera universal a la filosofía va en contra de los principios de la filosofía misma. Esto es, que al contestar qué es la filosofía, la reduciría a una especificación para su identificación de manera simplista y de manera práctica, proporcionaría calma al amante de conceptos que goza de colocar etiquetas a lo que no entiende, pero que a su vez le trae quietud al conformase con una definición desde su percepción vacía, ya que dicho ente buscador de significados podría ignorar que los sentidos que proporciona el cuerpo mantienen al alma engañada ante lo que es realmente verdadero. Darle respuesta a la filosofía es quitarle todo lo que la envuelve: su historia, sus pensadores, su convicción. Le quitaría al buscador de la filosofía el laberinto que debe recorrer para darse cuenta que con cada camino ilusorio pueda aclar