Brisas sin prisas
El sonido del tic tac retumba en la
habitación, tan recurrente en su cotidianidad. Un susurro, un respiro, el
sonido de mis pensamientos. Estos conviven en un baile donde el ritmo del
silencio desnuda mis aposentos. El telón se abre revelando mi soledad. El
público ausente se desdobla invasivo ante el mutismo de ver un cuerpo vivo tan
ausente de vida. ¡Qué ganas de volver! ¡Qué triste el presente marcado por tus suspiros!
Soy tan frágil ante tu recuerdo, las lágrimas crean grietas acuñándose sin
rumbo fijo en un palpitar triste de mi tamborilete. Soy cuando no estoy y no
soy cuando estoy. Fríos son los besos fantasmas que tu recuerdo envuelve. Mi teléfono
ha quedado mudo ante la huelga de tu voz. ¡No vuelvas, no vuelvas! Quédate en
la fría sábana de tu arenga. ¡Qué necio es tu recuerdo envolvente! Me asfixia y
quedo tieso, porque muy en el fondo no quiero que te vayas. ¿Cuánto tiempo
circundas? Sin que tengas la sensación que te espío. Estás aquí por mí; más sin
embargo, ignoras mi contemplar. Donde yace tu recorrer, nacen mis más íntimas
pasiones. Quien desnuda actualmente tu cuerpo, descubre pisadas hondas de mis
besos caducos. La esencia de mis brazos apretándote esta por desaparecer. Vete
ya, vete ya, que el telón ya va a cerrar, suspiros vienen y brisas van, en tu
alma yace mi último palpitar.
JNR