Emma


Yo solo quería tener novio como todas las demás, compartir la vida con alguien como en las películas donde viven felices para siempre. Esta historia comienza el día de mi graduación, al culminar la licenciatura de Creación Literaria. Mis sueños eran grandes, quería comerme al mundo, siendo así una reconocida escritora que representara a México en todo el mundo, escribiendo de mi cultura y las personas increíbles que viven en mi país.
En el periódico de ese día se leería el encabezado de: «Emmanuel ronca profundamente».
Mi madre y mi hermana menor de ocho años, no cabían de felicidad, les producía un gran orgullo tener una hija y hermana que por fin había realizado su más grande sueño.
 Lamentablemente, mi padre, falleció cuando yo tenía ocho años; sé que en alguna parte del cielo él sonreiría al ver a su campeona feliz de haber concluido sus estudios con honores.
Las lágrimas desbordaban de mí, al estar actualmente escribiendo parte de mi vida en un pedazo de papel de baño en el cuarto donde he sido confinada. Mi cuerpo se encuentra arruinado por los navajazos, provocados por salvajes que de seguro nadie encontraría. No sé cual sea mi destino ahora; lo que sí sé, es que puedo escribir por el medio en que sea, ya que si escribo lo que me pasó, pueda ayudar a otras mujeres a no dejarse engañar por hombres que cuya belleza es física; pero, por dentro, quieren verte arder por no tener el talento que siempre me causó envidias a lo largo de mis estudios universitarios.
Al culminar la ceremonia y fiesta de graduación, mis colegas y futuros escritores, decidieron hacerme una fiesta especial en otro lugar, ya que ese día no solo me graduaba, sino que también cumplía veinticuatro años de edad. Mi hermana menor y mi madre, no querían en un principio dejarme ir, ya que ellas querían celebrar conmigo con una rica cena tan importante fecha; entre tanta alegría que emanaba de mí, y al saber que Miguel, el chico que por mucho tiempo me gustaba, estaría en la fiesta, decidí dejar a mi madre y hermana posponiendo así para mañana dicho encuentro familiar. Quién diría que esa sería la última vez en que las vería.
Una vez situada en la casa de uno de los compañeros recientemente graduados de mi generación, me percaté que era una casa muy grande. Tras varias cervezas y un celular que no dejaba de vibrar, ya que mi madre seguro estaba muy preocupada por mí, decidí ir al baño a contestar sus llamadas y mensajes. Tras tranquilizar a mi madre al decirle que todo estaba bien e iba a llegar pronto a casa, colgué la llamada, vi un mensaje en mi celular como anuncio que decía: «Emmanuel, ¿estás bien cariño?». Me reincorporé a la fiesta dejando mi celular en el baño.
Escucho pasos que se acercan, seguro son los dos amigos de Miguel, que vienen a violarme por séptima ocasión, debo dejar por ahora mi escrito, ya que si se enteran de lo que he estado escribiendo. Tirarían mis palabras escritas en papel de baño por el inodoro.
He vuelto, han pasado varios días, me han estado golpeando hasta no dejar mucho qué golpear, ahora me cuesta mucho trabajo escribir, creo que ya vienen de nuevo, están sospechando de que tardo mucho tiempo en el baño, no dejan de golpear la puerta. Mejor escondo de nuevo este escrito, espero sobrevivir una noche más para terminarlo y así alguien más lo lea para que me ayude a salir de aquí.

Esas fueron las últimas palabras que escribió mi hermana mayor. Ya han pasado diez años desde su muerte, así que, para darle honor a sus palabras, continuaré su historia desde este punto. El reporte oficial sobre el caso de mi hermana, se suma a uno más de los casos de feminicidios que ocurren en el país. Desde la desaparición de mi hermana, mi madre y yo ahora dormimos muy poco, tras el llanto que nos provoca el no saber de mi hermana por varios años desde su graduación, despedirla rumbo a la fiesta que le tenían preparada algunos de sus “amigos más cercanos” es un momento que repito en mi cabeza constantemente y no hay momento en que no quiera viajar al pasado, a ese instante en específico, para evitar a toda costa que vaya a dicho encuentro fatal. El cuerpo de mi hermana, fue encontrado en un hotel de Guadalajara, la habían cortado en pedazos, metido en bolsas negras de plástico, y encerrado en distintas maletas.
Tras varias investigaciones y muchos años dándole vueltas al caso de mi hermana, se conocieron los hechos reales. Después de haber colgado la llamada que le hizo mi madre preocupada por saber si se encontraba bien (remontándome al día en que nos quitaron a mi hermana para el resto de nuestros días), ella se incorporó a la fiesta tras haber ido al baño de la casa donde se llevaba dicha celebración en honor a sus cumpleaños y graduación de mi hermana, un chico de nombre Miguel, le propuso que si quería ser su novia. Una vez aceptado la nueva y “prospera relación” en plena borrachera, decidieron que era buena idea irse del lugar donde se encontraban, para así tomar camino rumbo a Guadalajara junto con dos amigos de Miguel, estos irían ofreciéndole alcohol sin cansancio y casi a la fuerza a mi hermana durante todo el transcurso de camino. «En las botellas de alcohol relucía la imagen de un vaquero llamado Emmanuel dormido en su cama babeando la almohada».
Una vez llegando a tierras tapatías, mi hermana yacía inconsciente gracias al estado etílico en que se encontraba detrás del asiento del copiloto en el auto. Los tres responsables del asesinato de mi hermana llevaron su cuerpo desvanecido a una casa de trata de personas. Cuando la policía llegó a dicho lugar, se percataron que había una variedad considerable de mujeres que coincidían con la misma edad que tenía mi hermana, y además, provenientes de otros estados de la República Mexicana, y diferentes países de Latinoamérica, obligadas a trabajar siendo explotadas sexualmente y estar días enteros drogadas en contra de su voluntad.  
Retomando los archivos del expediente y gracias a la información de otras chicas que vieron llegar a mi hermana ese día, más el día en que se cometió el feminicidio. Miguel, le gritaba constantemente a mi hermana: «¡A nadie le importan las mujeres que escriben, tú no tienes talento, solo sirves para coger!»
Los dos amigos de Miguel, se quedaron por última vez con mi hermana para golpearla y violarla. Nunca más se tuvo información del paradero de Miguel y sus dos amigos. El escrito de mi hermana fue encontrado por una de las personas encargadas de realizar el aseo en dicho lugar.
Al leer las palabras de mi hermana escritas en papel de baño, se terminó de destruir mi mundo. Mi madre y yo seguimos destrozadas por saber por fin qué le sucedió a mi hermana tras mucho tiempo de incertidumbre. Actualmente, mi madre y yo recorremos todos los estados de la República en México dando conferencias, compartiendo así, el caso del feminicidio de mi hermana, más los miles de casos de feminicidios que se cometen cada día en México. (Sueños truncados por simplemente ser mujer). Las letras de Emma, llegarán a muchas personas para tratar de evitar futuras desgracias. (Mi hermana se llamaba Emma, en honor a Emma Goldman, escritora y anarquista lituana de origen judío, fue una de las pioneras en la lucha por la emancipación de la mujer).
En un país de sueños robados, mi hermana quería volar alto hasta que le cortaron las alas. Te agradezco de corazón haberme enseñado a luchar por mis sueños, al no dejarme opacar por la falta de oportunidad que tenemos las mujeres, que no importa en la situación en que me encuentre, me enseñaste que ante la adversidad, la única luz de esperanza es la escritura, gracias hermana por no callarte y sembrar una semilla más de fe en todas las mujeres que aún seguimos de pie, luchando por nuestras metas y sueños. Gracias, Emma. Seguiremos luchando hasta encontrar a los responsables de tu muerte. Te quiero donde sea que te encuentres. Mi hermana, mi orgullo… «Emmanuel, despertaría del sueño cayéndose de la cama».
—¡Mamá, tuve un sueño demasiado real! La mamá de Emmanuel lo consolaría tras contarle todo lo que soñó. Al sentir el calor de su hijo pegado a su cuerpo, ella le clavaría un cuchillo a su adorado hijo en la espalda, callando sus lágrimas por gotas de sangre.
Emma, despertaría de golpe de dicha pesadilla a media noche, e iría corriendo a la habitación de su hijo Emmanuel, para cerciorarse de que todo se encontrara en orden.
—Emmanuel, ¿estás bien cariño? —Emmanuel, no respondió tras estar profundamente metido en su sueño mientras roncaba y babeaba su almohada.
La luz de noche en la habitación del pequeño Emmanuel, era una luminiscencia de color violeta proveniente de una figura de dinosaurio. La luz tendría cierta irregularidad y parpadearía cada cinco segundos en la oscuridad de la habitación, la luz daba calma a su hijo y a Emma, en la noche. La sonrisa de Emma, brillaría asomándose en la puerta del cuarto de Emmanuel. La mirada de Emma, se tornaría un tanto diabólica, de un tono rojizo como la sangre mientras mira a su hijo dormir tranquilamente en la oscura y violeta oscuridad.  

JNR

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