Me descubro

—Tienes este tiempo de letras para convencerme si el amor existe.
     —Ante la demanda incrédula que emana del iceberg de tu corazón. Intentaré que tus pupilas suspiren en cada pestañeo frente a mi revelación textual.
     No me considero un creador de letras, yo no creo a la literatura, ella misma mese mis palabras para calmar el llanto de mi realidad. Deberían llamarme un científico de la escritura, ya que en las letras descubro universos cuánticos, invisibles ante los ojos rutinarios que abrazan la objetividad minuciosa de los incrédulos jueces de la fantasía literaria. Recalco, no descubro palabras inexistentes, no quito el velo al hilo negro de la creación arquitectónica literaria. Más bien, me descubro en las letras, en ellas deambulo frente a sus sonetos telúricos. En cada rincón del cosmos donde palpite un sentimiento al ritmo del baile que provocan las ondas no perceptibles en el sonido donde se incrustan mis letras… Ahí estará ese amor que vocifera mi pluma al besar de manera seductora y romántica al papel en cada palabra que de fondo tiene un propósito espectral de revelación.
     Ante las formulas que desobedecen el principio del caos que pudieran comprobar la existencia del amor. Yo coloco un ábaco textual de cifras ortográficas frente a ti. En el puedes contar cada palabra, hacer tuyo cada garabato para alimentar el caldero de pociones literarias que aviven el humo de magia a tu corazón lector. Estos vocablos se enquistan en tu alma ficticia para provocar el despertar de tu psique de verdad, de esas almas  que lagrimean cada página y capítulo en cada historia escrita. Un alma que se disuelve en imaginar unos momentos juntos a mi lado. Pero tu lúgubre caverna de sombras llenas de ficción, deberá entender que éste escrito, es una prueba de que podemos realmente estar unidos sin estarlo ante lo fantástico que resulta el poderío de la literatura y los que cuentan historias para respirar en cada atmósfera donde el oxigeno de la verosimilitud se empalma en la respiración incrédula de las personas que creen que el amor circunda en los relatos mitológicos de una remota historia a través del tiempo y espacio.
     En un cúmulo de premisas para probarte que el amor existe, caigo en un cráter de falacias donde cada vez me hundo más y más y le grito al amor que me rescate ante la venda de mi ingenuidad.
    Créeme, el amor existe… sino, quién con tanto amor se tomó el tiempo para crear un utensilio de tinta que enmarque de manera permanente las letras que brotan desde mi eyaculación verbal hacia tus anhelos para crear imágenes por medio de tus labios oculares que anuncian un embarazo literario en tu ser. 
    No obstante, quién diría que mi voz que no ha desembarcado en la costa de tu memoria, arriba para ondear en honor a todas mis palabras escritas que no has leído, una bandera de letras que al leerlas en voz alta, poseen tu dulce tono de voz como posesión demoníaca en un cielo donde quemo con el fuego de mi esencia los prados de tu lectura solitaria. ¿Sabes…? Tal vez sea un error tratar de civilizarte en la creencia del amor, el amor es esto, mi voz en tu cabeza, estar sin estar, ser sin ser, el amor es eso que no se ve pero se siente cuando el olvido de estas letras se apodere de ti y algún día puedas cerrar los ojos siendo cenizas para navegar el cielo nocturno en el cual, ilumines la oscuridad por medio del brillo de tus suspiros que provoca la sensación de que tú y yo interpretemos de manera magistral los roles de escritor y lector, donde por un breve momento mis letras abrazan tus retinas cristalinas. Eso, es amor, que justo cuando se está cerrando el telón de este relato textual en dirección al punto final, te mantengas fiel a mi escritura. Ha llegado el momento de que nos separemos y nos dejemos de aferrar a este encuentro escrito, lo peor, es que una vez agarrada tu atención, no me quiero ir... Recuerda. En esta eternidad momentánea viviremos cada que quieras volver a leerme, la advertencia fatal será que en tu re lectura yo ya no seré el escritor que escribe estas palabras. Me habré convertido en un lector más de éste cuento personal. Ya no habrá amor debido a nuestra situación de estar en la misma posición lectora. Y entonces… Te darás cuenta, que todo este tiempo he sido yo quien se leyó así mismo. 

JNR

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