Más humano

Puedo ver la lluvia; pero, no puedo sentirla.

Puedo sentir tu corazón latir; pero, no puedo verlo.

Relámpagos de agosto que anuncian mis lágrimas.

Tu ausencia aprieta las sábanas en soledad.

Noches de Kafka y mañanas de Pizarnik.

Vuelvo a mirar mis libros y ya no los encuentro.

La música ahora se disfraza de silencio: indiferente.

Dejé de cocinar y ya no saboreo la comida.

Solo lleno mi estómago para distraer a la muerte.

Ya no suelo mirarme al espejo, mi reflejo se ha vuelto lento y mis sonrisas tardan en reflejarse, mientras que las lágrimas se escapan a gran velocidad. Quedo distante ante el destino, como quien guarda la última carta para el último momento.

Ya no tengo amores ni amistades largas.

Me muevo en el tiempo en una vigilia permanente.

Siento mi corazón oprimido y sin salida.

Siento que me estoy desvaneciendo un poco cada día.

A quienes les he regalado mis sonrisas más tristes, hoy me extrañan. Y a quienes les digo mis más sinceras sonrisas de amor, hoy siguen fingiendo que ya no existo.

Ajustar mi propia felicidad a nombres de carne y hueso fue una bomba atómica.

Cuando exploté y me encontré en el suelo, ya no había manos, solo pies.

Me siento inmune al contagio de sonrisas ignorantes.

Me hundo más y más en la armadura de hierro que cubría mi corazón en llamas. 

Me hundo poco a poco y entre lágrimas. 

Me hundo en las letras de los ojos que podrían haberme salvado, pero es demasiado tarde. Mis amigos ya están muertos y nunca me conocieron, pero me hablan cada vez que abro sus páginas.

Amar a alguien ahora es cuestión de imaginación.

Sólo me seducen los libros y caigo muriendo en ellos.

Ya no escribo para la inmortalidad.

Sólo escribo para sentir mi alma aunque sea por un momento, más mortal.

Siento como si llegara siempre tarde al amor.

Cuando quiero amar, ese alguien ya es amado por alguien más.

Siento que ya no puedo sentir más.

Por qué me engaño, las prendas del amor ya no se ajustan.

Ya solo puedo vestirme de manera elegante y vagabunda en soledad.

Si me ves por algún rincón de la ciudad, que no te extrañe.

Sí, ahora soy un puto fantasma de letras que se mueve en una podrida sociedad.


JNR

 

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