Memoria
Soy la muerte soñándose
viva. Arrancándose en anticipos de ilusiones vivas. Un vaivén de angustias que
solapan tu nombre. Vida mía reconstruyo tu rostro en un molde de nostalgia
nítida. La ironía me envuelve al extrañar un corazón tan siniestro como el tuyo.
¿Qué fue de ese Yin y Yan que nos prometimos? ¿Qué fue de los juegos de mesa
que sacaban lo peor de nosotros? ¿Dónde quedó nuestro café de buenas noches?
Murió tristemente la cortesía de hablarnos cuando nos extrañábamos mutuamente.
Todas esas películas que mirábamos juntos han quedado bruscamente huérfanas. Ha
pasado el tiempo y aun encuentro tus cabellos rojos en el suelo frío. Si antes
fui un desastre contigo, ahora soy un millón de desastres conmigo. Tu párvula
mirada se posesiona en cada espejo de la casa. Retumbando, acechando,
haciéndome presa en el delirio tortuoso aquel de tu recuerdo. Cada que el cielo
se pinta de oscuridad, mis ojos son un violín de notas compuestas esencialmente
por lágrimas sonoras. Hay amor, que fácil ha sido para ti recuperarte. Tu mala
memoria siempre te ha beneficiado de algún modo, yo llevo años sin poder
olvidar tus caricias gracias a mi cruel memoria. ¿Por qué siempre en las
relaciones hay alguien que ama más? Ese otro artista del amor es el que más
sufre en ese juego de espinas en el corazón. Llevo rato sin jugar, pero mis
cicatrices son frágiles, temo no volver a salir vivo después de otro pinchazo,
aunque sea el más mínimo. Yo me morí por ti, y tú me mataste amándote. Cuando
alguien en el futuro te conozca debería leer las letras pequeñas que hay en ti: Es
bella, pero no tiene corazón.
JNR