¿De verdad quieres vivir en un mundo sin Coca-Cola?

Letras tomadas de la serie Breaking Bad en un intento por arremeter a la mente y, a la condición humana en plena modernidad social.

Dicha pregunta pronunciada por el personaje principal, amerita un poco el rondar la mirada y el pensamiento en referencia a dicho cuestionamiento existencial. Vaya que, tal pregunta arremete si se entiende el contexto de cómo se da la pregunta, ya que, el personaje se ha vuelto una figura importante dentro del círculo de los cárteles de la droga en su espacio-temporal de ficción. Es un sujeto que entiende los procesos químicos como la palma de su mano. Conoce los riesgos que implica su elaboración. Cataloga un producto puro en su consumo y predilección para sus consumidores. El dilema surge, cuando suscita la competencia de su producto. Otras personas queriendo imitar su producto original, y, al no tener conocimiento de ello, brota una mala imitación al producto a copiar para su amplio consumo. Esto, remonta a lo paradójico que pueden resultar el que existan ciertas empresas que imiten el sabor de Coca-Cola, vendiendo así, sus productos de un modo más “económico” y, accesible a los consumidores de  industrias refresqueras.

Ampliando un poco más el contexto. El protagonista y creador de la droga más pura, está acorralado en el desierto por su competencia. Le amenazan con acabar con su vida y, con su producto original. Dando a entender que si él muere, muere su producto con él. A lo que él contra argumenta: «¿De verdad quieres vivir en un mundo sin Coca-Cola?». (Cabe mencionar que dicha pregunta le ayuda a salvarse de morir en ese momento, siendo que su competencia entiende lo valioso que es él y lo que él crea). Dicho cuestionamiento de un personaje de ficción; me hizo reflexionar, sobre aquello que el ser humano cataloga como vicios, placeres y, consumir lo que se sabe que es malo para el sistema humano.

Existen campañas, letras pequeñas en los productos, mensajes y etiquetado sobre lo importante que resulta no consumir dicho producto con exceso, claro está, o en este caso, en mi pensamiento: El maldito vicio. ¿Pude la humanidad vivir sin lo que nos causa un placer momentáneo, pero, que con el tiempo pueda causar la propia muerte de manera silenciosa? No tengo una respuesta, pero intentaré en un breve análisis subjetivo y como ente individual, llegar a una respuesta que se acerque un poco a lo que busco al reflexionar sobre mi propia condición humana ante lo que es malo y bueno para mi salud.

Primero, está en visualizar con base en la imaginación; el clásico panorama utópico donde se ha erradicado cualquier tentación que pueda causarle un mal al ser humano moderno de manera absoluta. En esta sociedad 100% sana, ya no hay “malos vicios”, cada individuo consume de manera natural cada bocado o trago, que se lleva al estomago. Todos los alimentos en todas partes del globo terráqueo tienen el mismo sabor. Pero, ¿qué pasaría? si todo el mundo consumiera exactamente los mismos alimentos con el mismo sabor. En primera, creo que sería la destrucción de culturas enteras y tradiciones. En segundo, quiero creer que surgiría la personalidad de cada humano, con esto refiriéndome al ego, en cuanto a nivel de estatus económico y falso poder de hacer cosas, o consumir cosas mejores que los demás para sentir un aire de superioridad momentánea en los pequeños placeres momentáneos de una vida rutinaria y mundana. Aunque, la ley prohibiera el que los alimentos fueran sazonados o elaborados de manera diferente. Surgirían las personas que le agreguen a dichos alimentos un placer más elevado al comerlos como: «En este lugar las zanahorias tienen un sabor de “otro nivel”». Se lee absurdo en este futuro imaginario utópico planteado, pero, es así en nuestra realidad contemporánea, completamente absurdo.

Otro punto a tratar y, que surgió en el discurrir de mi reflexión. Es el riesgo de que las empresas conozcan el poder que tienen sobre sus consumidores. Esto es, aunque la empresa tenga el eslogan publicitario más agradable en sus productos, puedan darse cuenta de que si algún día pasaran por un mal día, puedan hacer uso de hallarse como un arma poderosa con poder y control en sus consumidores; para la manipulación constante de ellos. Con dicha noción de saber el control que tienen, no dudarían en implementarlo en aquellos días donde las pérdidas económicas, sean notables en su consideración para el bienestar de la empresa.

Pareciera que tengo una postura pesimista y, colocara como siempre se ha hecho a las empresas como monstruos devoradores de todo y, expertos en decidir si hay consumo o no. Aun, abandonando todos los clásicos medios de comunicación; como lo son la televisión, radio y periódico. La publicidad está ahora en los medios digitales y en espacios grandes y pequeños de la ciudad. Bueno, aun así, si estás excluido de todo, la publicidad puede a alcanzarte por medio de algún familiar que no le vea problemas en consumir su bebida de gas favorita. Pero, debo admitir que sí, me considero un pesimista en mi postura, ya que creo que la sociedad actual no está preparada para vivir en un mundo sin Coca-Cola. Retomando la pregunta central que hace el personaje principal de la serie Breaking Bad. Y cuando menciono a esta marca pestilente a la cual, también soy presa de su bebida “sin azúcar”, creo que la pregunta que hace dicho personaje en la serie, va más enfocada, a cada droga que existe en el mundo sea legal o ilegal. Siento que si le quitas al pueblo sus consumos favoritos, ya sean drogas, ellos mismos los harían aun sabiendo que está mal, pero para beneficios de auto-placer.

En conclusión, creo que si la humanidad estuviera en presencia de un botón que al presionarlo erradicara todos los males que enferman a las distintas sociedades, creo, que antes de apretar el botón, se cortarían las manos.


JNR

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