Amantes
La sangre brama
proveniente de un lago de delicados hilos rojos que se van acuñando en tus
nuevas y finas caderas amplias. Y es que a ti el tiempo te ha vuelto más esbelta.
Eterno suicidio que en tus curvas guardas mis más sanas caricias mudas. Un sendero
de voces calladas electrifica la luz de nuestra historia más callada. Labios
comprometidos en promesas falsas. Amantes nocturnos y matutinos desconocidos.
Amplia indiferencia de día. Cena de cuerpos de noche. Suenan las campanas en tu
compromiso religioso. En tu vientre guardas mi venida vuelta vida que callarás
en besos con tu pareja definida. Tu alma salpica la infidelidad fortuita. Te
decoras en besos que no son míos. Pero me reconfortas al posar mis manos sobre
tus exagerados senos mientras se realizan los pecados más íntimos bajo tu
falda. Somos prohibidos en lo Apolíneo; pero aplaudidos ante lo Dionisíaco.
Rutina matutina seca. Húmeda y escurridiza melodía nocturna. Saludos distantes
mientras desayunas. Cena jugosa entre gritos y fluidos.
La muerte ha decidido
regalarnos más tiempo de sobra; ya que hasta ella misma se sorprende de que en
cada época seamos los eternos amantes que se buscan y se encuentran.
La cama resuena
mientras tu hijo llora. Quién diría que tu marido ronca y duerme encima de mi
semen esparcido y difuminado. Cada vez que te veo besándolo, me imagino las
veces que te has ahogado con mi miembro en tu garganta honda. Me despediría,
pero en el fondo sabes, que no hay adiós, sino un eterno acto de amantes que se
aman frente a frente cuando nadie los observa.
JNR