Ausente soledad
El tesoro de la soledad
que brilla en silencio. Extensión infalible de mi esencia. Estampida de
lágrimas estancadas en mis recuerdos. Deidad demacrada en la morada de mi alma.
Reconstruyo constantemente laberintos que intentan demoler a la quietud de mi
soledad. Vestigio húmedo de tu recuerdo. Un imperio de centuria son los besos
que nos dábamos. El reinado de la compañía de tus brazos cayó con la entrada de
mi depresión disfrazada como caballo de Troya. Cuántas flores desfilaron por la
mesa de tu cocina y que ahora se han vuelto polvo en la nada. Lo que empezó
como una brisa de indiferencia de tu parte. Ahora es un ciclón de olvido que
destruye cada sueño que tuvimos en trozos que se esparcen en un logos de
olvido. ¿Por qué vuelvo a huir de la soledad? Si en un tiempo fuimos los
mejores amantes. Pareciera que solo pudiera usar a la soledad por un tiempo
determinado y en ocasiones limitados. Como si la soledad se aburriera de mí.
Pero cuando se va, huye dejando un aroma impregnado ya en mis más íntimos
sentidos. Puedo estar en compañía apestando a soledad.
El silencio que dejaron
tus labios se vuelve un vaivén de cicatrices abiertas donde mis muñecas se
vuelven a abrir y derraman sangre invisible del tormento que anticipa tu
fulminante ausencia.
Se acerca cada vez más
el aniversario de mi soledad, y heme aquí, sin ti, y sin la soledad.
JNR