Un destino de olvido

Miedo a ser uno mismo cuando desconocemos ese Yo basado en la incertidumbre. Luz del alma que aborrece las fauces de falsas certezas pregonadas por el ego de la humanidad. Un eterno retorno de muerte en su afán de encontrar propósitos aislados, huecos, vacíos… Formula divina que se persigue como perro a su cola mal oliente. Destajo de momentos lúcidos de ilusiones pobres que enaltecen nuestra fermentada existencia. Hacer, hacer, y hacer, hacer esto, hacer aquello. Fabricar, fabricar y fabricar hasta el cansancio anhelando la insulsa comodidad. Logros y premios de oropel que se derretirán con el fuego del caos del destino inminente. Un destino de olvido donde solo el polvo consumado del error erradicado en un bálsamo de muerte será nuestra gran aportación al cosmos inerte. En el silencio de la nada pregonaremos nuestras mejores hazañas. Buscamos evadir la muerte, pero aun así lo lográndolo, ésta hallará el modo de encontrarnos. Somos un error escurridizo antes las húmedas manos de la muerte. Estudio, trabajo y muerte. Muerte, trabajo y estudio. De qué sirve enaltecer nuestra creencia de inteligencia. Es como irse de este mundo bañado en nuestra propia mierda. Cumplir, cumplir, debes, debes. «¿Cuánto tiempo dura tu carrera? ¿Por qué no te has casado? ¿Y los hijos para cuando? A tu edad ya deberías haber realizado ciertos logros que nosotros, la gente idiota nos encanta alabar». Si hay un nivel de estupidez humana con ánimos de grandeza, quien pregone dichas sentencias es darse que cuenta que la estupidez humana no tiene límites. Prepotencias absurdas en apariencias que van en decadencia finita. Cuerpos bellos que luchan por su eterna juventud: tragedia ciega. Comprar, comprar, en la publicidad me garantizan mi felicidad, lo necesito, comprar, comprar, gastar, gastar. Acumular y acumular. Soy mejor que otros por tener y tener. Imito lo mejor del occidente, practico los mejores idiomas para discriminar a quien no los conozca. Placer, placer, vivimos en el eterno placer que nos haga olvidar que volveremos a ser nada. Sufrir para disfrutar, disfrutamos para después sufrir. La muerte tiene sentido ahora. Nacemos para imitar, nacemos para mejorar, nacemos para morir. Morimos para ya no morir. Vida, que pequeña se vuelve tu humanidad al no saber todo lo que ignora. Estupidez, sinónimo de felicidad. Divina ignorancia. Incrédulo entendimiento que se marchita con el paso de la existencia. Vibraciones sin sentido. Aparecer, respirar, morir. Máscaras de esperanza, charlatanes voraces por capital. Hacer, hacer, hacer: divina estupidez.

 

JNR

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