Malas decisiones
Querida Macorina:
Quién soy yo para
demolerte en palabras. Si tus malas decisiones te derrumban a diario.
Pesadillas me invaden y,
en ellas se aclara tu rostro demoniaco nuevamente. Qué ironía, cuando antes te
contemplaba, ahora huyo de ti despavorido en sueños. Te has vuelto un monstruo
que incendia mis sueños con tu mala esencia. No importa. Mi consuelo, es que estás
atada a una eterna mala imitación de tus ídolos. Preferiste ser una absurda
copia más, en vez de entregarte al intelecto matemático que yo tanto admiraba
en ti. Y es que te resultó más fácil hacerte la idiota en vez de quemarte tus
pestañas de plástico con mil libros. No me sorprendería algún día mirarte
detrás de alguna motoneta con tu vientre de embarazada.
Tú mayor dicha es la
aprobación de personas que ni conoces o crees conocer; pero, son tu droga, ya
que aprueban constantemente tus aburridas fotos de siempre con veinte filtros.
Mírate, eres un patrón mental andante de tu madre que lucha por verse
eternamente joven. Mírate, siempre escapando de tu soledad persiguiendo falsas
amistades que te niegas a superar. No te has dado cuenta que su tiempo de
amistad ha terminado. Aunque ya tengan otros gustos distintos a tus gustos de
siempre. Te aferras a tener a esas personas que fingen con máscaras forzadas
cerca para seguir alimentando tu monótona egolatría.
Cuando cortamos nuestra
relación, lucías madura, inteligente. Ahora…, eres un festín de trastornos con
patas. En tu esfera social prevalecen los amores desechables. Los que impiden
que te ahogues en el silencio y aburrimiento de tus múltiples personalidades
robadas. “Querías gozar de tu juventud”, ¿no?, pero, ahora…, los kilos extras,
el tiempo, y tu amor por el alcohol te han traicionado, ya que ya no alcanzan
tus filtros para disimular tu infinita depresión. Te fuiste de mi vida cuando
yo era presa de la depresión. Pero ahora, te alcanzó a ti en todas tus noches
cuando tu madre y tus gatos no están.
A pesar de todo, no
gozo de tus malestares.
Deseo que sigas cuidando
bien de tus malas decisiones.
Atentamente, Sofía.
JNR