Cuando por fin sea

Tengo padre,

y se siente ausente.

Ya no tengo madre,

y se siente aun

más presente.

A mi maldita soledad

no se la deseo a nadie.

 

Mis labios yacen en silencio

desde que arranca el día,

permanecen así,

quietos,

sin risas.

Hasta la noche cuando acaba

esta estúpida agonía

en una triste neblina.

 

Quise hacerme amigo

de un maestro sabio,

pero su sabiduría

a cambio de mi amistad,

tenía más peso

y nunca perduraría.

 

Quise hacerme novio

de la alumna

más bonita de filosofía,

pero un rayo de Sol,

más mi terrible honestidad,

me volvió a invadir de soledad

en una inundación de melancolía.

 

Quise ser el mejor alumno,

pero los maestros

nunca se callan.

Su palabra tiene

más peso,

más experiencia

que mis comentarios

con hedor a insolencia.

 

Compañeras y compañeros

avanzan

en sus carreras.

Yo me voy estancando,

y me voy quedando,

en vagos intentos

con mis tonteras.

 

Todos triunfan

y avanzan

en un modelo virtual

que a mí

no me nace actuar.

 

Les aplaudo desde mi olvido

futuras licenciadas,

futuros licenciados.

Sus metas yacen cerca.

Cuánta prisa hay

por consumir conocimiento.

Mastican y tragan semestres.

Y yo, apenas

le estoy quitando la envoltura

a las ideas

para contemplarlas con dulzura.

 

Hoy ustedes ya están siendo.

Y yo.

¿Y yo…?

Yo siento que nunca seré,

pero si llegase a ser,

ya no habrá nadie

que aclame,

quién me lea,

cuando por fin sea.

 

JNR

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