Eternamente
Bellos son los desiertos
que
circundan tus caderas.
En
un manto de carne blanca
están
posados
tus
blancos y pequeños pechos,
que
amo e idolatro
y
fungen como mi alimento.
En
el relieve de tus tatuajes,
voy
depositando
mis
besos más sinceros
y
voy llenando de humedad
cada
grieta de tus senderos.
Elegante
anatomía griega,
me
resulta tu espalda,
en
ella, voy creando caminos,
voy
conquistando terreno
para
que con cada beso
sea
un camino hacia Roma.
Bello
imperio romano son
tus
gloriosos labios que se asoman.
Adoro
descomponer tu cabello.
Me
invade cierta paz,
con
cada beso y despeinada
nos
vamos amando más y más.
En
nuestras miradas
reposan
las
más íntimas caricias.
Caricias
que ríen,
caricias
que gozan
en
un gran vuelo
donde
se alzan
y
damos vida a nuestro palpitar
con
nuestros corazones
bombeando
con fuerza
y sin
aterrizar.
Nuestro
gran festín es
por
esta noche intermitente.
Pero
nuestras almas secretamente
van
haciendo el amor
y
se van conquistando
de
apoco y eternamente.
JNR