Sueños

Divina poesía mía.

Me encuentras en horas dispersas

y en tu presencia seductora,

me quemas y no me sueltas.

 

Se incrustan las palabras

con cada beso de tus labios secos,

no hay ternura

simplemente es

invasión sin premura,

que no llamo,

que no invoco,

que no veía en la llanura.

Cuando menos pienso en ti.

Es cuando más te gusta venir.

Me agarras disperso en la noche.

Me tocas,

jugueteas conmigo,

me acaricias,

me violas sin sentir.

 

Sin mi aprobación.

Metes tus labios en mi pluma ingenua.

Una pluma que no busca amor,

pero que ruega por el juego,

ese juego de la seducción,

tanto oral como escrita.

 

Es triste tu visita

incomprensible poesía,

ya que tú no me amas,

solo vienes

a cumplir tu capricho artístico.

Y en esa penetración textual.

Yo te beso,

te beso con una dulce desesperación.

Ya que no sé cuando volverás.

Y en ese instante,

procuro no amarte

y no soltarte en tu sangrienta sanación.

 

Pero tu partida es predecible.

Me has quitado el sueño

para abandonarme de nuevo

con alguien más

mi cruel y calenturienta poesía.

 

Anhelo el día que cuando te vayas,

me lleves contigo,

aunque tú no quieras.

Aunque no me ames

y aunque yo no te idolatre.

Nos volvamos eternos

en la maraña del viento,

en ese eterno vibrar

sin pulsaciones,

sin cariños,

sin besos,

sin nada tierno.

 

Pero nunca pasa, hasta ahora.

Me haces sentir más solo

con cada visita rápida

y con cada veloz partida.

Pero todo cambia y hasta yo

ya no importas

ya no anhelo tu ausencia.

Ya que ahora tengo mejores sueños.

De ojos color café y verdaderos.

Sueños que han llenado

el vacío que siempre dejas

 fría y eterna poesía,

Sueños cálidos y de piel lisa

sueños vigorizantes, tiernos.

Sueños que tienen nombre.

Y que se llaman: Sofía.

 

JNR

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