Vagabundo
Sí, es cierto
cuando hablan de un corazón roto.
Siento
los pedazos
en
su filo
enterrándose
bajo mi pecho.
¡Qué
muerto me siento!
Y
es que de qué le sirve al mundo
un
suicida.
Un
suicida que no se suicida.
Mis
tres intentos de suicidio
han
sido por amor.
Es
donde más pasión entrego.
Pero
no me atrevo.
Hay
parejas que se golpean,
se
insultan y regresan de nuevo.
¿Y a mí?
Me olvidan definitivamente
por no saber amarles.
Me
colocan en una bóveda
bajo
el mar de la indiferencia,
olvidándome
eternamente.
Me
he vuelto aquel vagabundo
que
nadie se atreve a ver.
Un
vagabundo
que
solo mira al pasado
siendo
feliz sin él.
Visitando
a sus ex parejas
desde
lejos y a la distancia.
Ellas
son felices
y
yo solo miro
desde
mi podredumbre humana,
desde
mi incapacidad
de no saber amarles
como ellas y ella querían.
Miro
triste y en directo
a
mi posible felicidad
que
no fue.
Las
personas
son
más felices sin mí.
Qué
fácil es borrarme
del mapa de sus vidas,
de
sus recuerdos.
Pero
es más complejo
poder
yo mismo
deshacerme
de mí.
JNR