Cada quien piensa desde su propio narcisismo
Cuánto desinterés permea en una mente
que ha decidido colaborar desde los sentidos y basar así la realidad que se le
presenta como un mero hecho categórico de lo material. Juzgando así todo lo que
se le representa como algo ya dado. Cuánta necedad por embellecer lo que por
orden natural no conoce o, no es propio de lo que el humano llama bello o feo.
Cada quien piensa desde su propio narcisismo. “Esto es así porque yo lo creo
así”. Creer, ¿por qué creemos? Cuando una persona llama la atención en público
por su atuendo, peinado, personalidad, etcétera. No se trata de un hecho “original”
en sí. Sino, más bien de un cúmulo de copias apropiadas del un mundo que se le
presenta, o en el caso de los narcisistas, de sus figuras o ídolos a perseguir.
“Mira ese corte de cabello”: Ideología. “Así luce una persona de bien”:
Ideología. “¡Qué extrovertido eres!”: Ideología. Comportarme como los demás
para no aislarme de la experiencia de la vida del consumidor. Consumir, “bella”
palabra. «Si el otro puede y lo hace, ¿por qué yo no?» Obsérvalo, no, es más, contémplalo,
tiene el mejor cuerpo, la mejor ropa, la mejor vida, seamos como esa persona.
Si los vecinos se ven feliz con hijos, y su carro del año, debo perseguir dicho
acto. Pura basura mental. Me borraré mis cejas naturales para pintarme unas
falsas. Comeré menos para evitar burlas sobre mi apariencia. Comeré de más para
no ser una persona delgada y no me juzguen. Tía: Eso no es muy normal de tu
parte sobrino. Yo: ¿Qué es normal tía? Vaya, se ha quedado absorta. «Oye
sobrino, por qué no estudias algo que sí deje dinero» «Tío, ¿por qué tengo que
dedicarme a una profesión solo por perseguir el acto de generar mucho dinero?»
Se ha ofendido. Nuevas manifestaciones en las calles, se aprecian carteles con
los siguientes lemas: Más likes para
las personas feas. No juzgaras a alguien que trabaje en OnlyFans. Más tik tok, menos religión. Cuánta agonía subyace en el
bienestar. Vivir en la constante incomodidad dentro de la comodidad. Queremos
que nos tomen en serio con nuestras máscaras fijas de payazos. Antes:
Crucifiquemos a ese hombre por decir que es hijo de Dios. Ahora: Crucifiquemos
a ese hombre por ser tan sarcástico. Si el mundo fuera consciente de que el
mundo de la pornografía es mera actuación y edición de video. Las personas
dejarían de decepcionarse tanto al momento del coito en la intimidad. Así como
han decidido quitar a personajes caricaturescos de la publicidad de productos
chatarra para evitar la obesidad infantil. Así deberían quitar a los humanos en
su publicidad para evitar los complejos sobre cualquier cuerpo humano.
JNR