Carta a mi cadáver

 

Quién diría que alimento a un futuro cadáver que no sentirá hambre nunca más. Qué contrariedad en su misterio de estadía finita comprende nuestro ser humano en el mundo de la vida y la muerte. Se compra ropa que no vestiremos en muerte. A lo mucho, solo ropa presentable cuando estemos presentes en un ataúd. Y es que, las veces que me he encontrado frente a familiares o conocidos en su modo cadáver. Siempre me surge un pasado envuelto en imágenes de dicha persona cuando yacía viva. Por ende, ahora que veo a los vivos y, a mí mismo. Me genera intriga cómo será nuestro estado de cadáver. Es como un análisis sobre la frase típica de: “Quién diría que iba a acabar así fulano o mengana”. Y con base en eso, qué valor adquiere todo el esfuerzo en adquisiciones materiales cuando ya estamos en ese estado de putrefacción previo a ser incinerados o enterrados. Quién diría que hoy siento algo que ya no sentiré nunca más. Seré un cadáver sin sentimientos y sin capacidad de sentir. No habrá hambre, sed, necesidades ni deseos. Ahora respiro aire que no respiraré estando en una atmosfera donde circunde oxígeno, pero, que yo sea capaz de exhalarlo e inhalarlo ya que estaré muerto y, habré perdido dicha función biológica. Me cuido, y le doy forma a un futuro cadáver. Me alimento e hidrato para no morir. ¿Dependo del dinero para mi supervivencia? En su mayoría; sí. Dependo de un objeto inanimado para mantener mi condición de no cadáver. Sobrevivir y fluir y no pensarlo en demasía. Ya que caería en paranoia. Sería algo así como: Oh no, mírate, hoy luces más cadavérico. Soy y lucho por mantener lo que no quiero ser, pero seré y no podré evitarlo: un cadáver más. Limpio y consiento a un cuerpo que no le importará nada. Trabajo y compito con otros futuros cadáveres. Pero, no caería en un absoluto pesimismo y, siendo consciente de ello, nunca haría nada por saber que soy un cadáver en potencia. ¿Entonces? Actuamos y personificamos demasiado bien a nuestros personajes en vida. Sí, moriré, pero mientras, actuaré como si no existiera un finito inmediato simulando ser una deidad inmortal y, haré del mundo una vil porquería por conquistar todas mis necesidades y deseos ficticios. Quisiera poder escribir para mi yo cadáver y, que este pudiera leerme, pero, sé que será imposible. ¿Y tú? Lectora, lector, que se encuentra leyendo estas letras… ¿Qué le escribirías a tu futuro cadáver; si este pudiera leerte?

 

JNR

Entradas más populares de este blog

Poeta incierto

Mi llorar silencioso

Ángel caído

Silencio desaparecido

Incompetente

No me alcanza la vida

Una voz que se ilumina

Ira absoluta

Hay libros

Soy autista