Cenizas enamoradas
Esa
necesidad de saber el uno del otro, comenzó a esfumarse para siempre. Ambos
lloraron de manera fúnebre su separación instantánea. Se limpiaron la cara, y
continuaron con su día de manera digna y con cierta resignación, pero, esforzándose
por no recaer en un amargo llanto. Él la extrañaba, ella lo amaba con una
peculiar pasión distante. Ese día, ambos pusieron sus oídos en las canciones
que se habían dedicado mutuamente. Volvieron a derramar lágrimas en privado. La
noche llegó, ambos seguían sin llamarse o mandarse mensaje al celular. Su
orgullo era devastador en ambos. Se amaban: sí. Se extrañaban: sí. Ambos anhelaban
perdonarse lo antes posible. Pero nunca se volvieron a ver. Se espiaron el uno al
otro durante años. Él se enteró que ella se casó y tuvo dos hijas. Ella se
enteró que él se había juntado con su nueva novia en un pequeño departamento. Finalmente
sucedió, los dos se cansaron de espiarse y se fueron desvaneciendo los
recuerdos de una etapa pasada juntos. Pero, por alguna extraña coincidencia, las cenizas de sus cuerpos fueron enterradas una a lado del otro en el cementerio de su localidad.
Ella murió de anciana. Él, en un accidente en la autopista. Sus cenizas
volvieron a estar muy cerca, ambos familiares desconocían la tumba de a lado. Sus
fotografías posadas en las criptas, se mirarían una vez más con devoción y
entusiasmo. Pero sus manos jamás volverían a entrelazarse.
JNR