Deseos de tiempo
El deseo nos regaló tiempo.
Un
tiempo que permanece
como
un síntoma que se disipa
en
fugaces respiraciones al suelo.
Truena
la tierra en secreto
y
crecen a escondidas lamentos.
Lamentos
retorcidos en desvelos,
más
pasos obtusos que lagrimeo.
El
tiempo impidió rasgarnos
en
nuestro fiel mausoleo.
Brotando
así el agua cristalina
en
nuestras bellas almas
tiernamente
desvividas.
Ya
no comparto mi bebida.
El
vino ya no me embriaga,
más
a hurtadillas canto
nuestros
más fugaces himnos
disfrazados
de benditos santos.
Se
van bifurcando los caminos.
Caminos
suciamente desvencijados
Al
ras de nuestros sucios deseos.
Deseos
que el tiempo
deseó
desposeerlos.
Embruteciendo
nuestras palabras.
Palabras
enfermas de brutos celos.
Finalmente,
yacen perdidos
con
la brisa fresca del tiempo.
Tiempo
que se encargó
en
embellecernos con la muerte.
Y
con ello, nos dimos cuenta
que
fuimos ingenuamente,
y
poco a poco, desperdiciando
nuestros
más sinceros
deseos
regalados mutuamente.
JNR