Nuestra casa tiembla
Encuentro tus latidos
entre
las grietas de mis paredes;
palpitan
de manera tenue
al
anochecer de la ventisca
que
se vuelve clara y prevalece.
Se
sincronizan los murmullos
y
las ventanas se hinchan
con
el recorrido de tus lamentos.
Fueron
tenues los susurros
que
nuestras lenguas tocaron
frente
a las llamas del fuego
de
nuestras pasiones silenciadas.
Crujen
las tejas del techo
y
tiemblan los candelabros.
Rujen
las venas del pecho
y
brotan los cartílagos.
Surgen
las faenas del beso
y
se derrumban los espantos.
En
nuestros cadáveres
yacen
las caricias más salvajes.
¿Y ahora…?
¿Quién
nos recordará?
Si
estamos muertos
y
en nuestra casa tiembla.
JNR