Un respiro
Suspiro en la negación
de
permanecer dormido
en un
repetitivo aliento
que me
concede alivio.
Un
respiro, dos…
Pestañeo
constante.
La
hormiguita continúa
en su
camino aventurado.
Sobran
las palabras
en la
ventisca de anhelos.
No
somos los lamentos
que
agonizaban respiros.
Somos
más bien;
inquietantes
farsantes.
Le
rezo a tu indiferencia
y los cráneos;
ya no pestañean.
Ya no
juegan en su intento
de
convertirme en carroña.
Soy la
carne seca
en la
cocina vieja y olvidada.
El polvo
es mi único amante,
en la
brisa de cenizas lenta.
Se queman
las tortillas,
que
nadie espera ni vigila.
Suena
el timbre…
La cena
está servida.
JNR