Ríndete
Ríndete corazón
ante el velo de
la angustia.
Esos labios te aman,
así que, ríndete
sin demoras.
Ríndete ante su
belleza
que es clara y sin
demoras.
Ríndete frente a
sus caricias
que son bastas e
inocuas.
Son amplios los
suspiros
que su piel
provoca.
Son largas las
miradas
que retumban mis
sentidos.
Ríndete alma mía
y mantén a la
duda en lejanía
frente a la
helada tiranía
de un corazón roto
en agonía.
Y es que son
profundos los temblores
que de sus besos
reclaman.
Dulce y delicado
rubor
brota de sus
mejillas incautas.
Ríndete templanza
mía.
Ya que ante la
penetración tardía
el amor nos
terminará rindiendo
en una clara y
peligrosa poesía.
Ríndete con
cortesía,
más día a día,
no olvides esta
valentía,
que ruge como
máquina
ante su
presencia que respira.
Ríndete para que
seamos dos
los eternos
vencidos:
enamorados y
rendidos.
JNR