Ya no alcanzan

Dispongo de mis sentidos.

Impulsados

desde mis entrañas,

y así mientras,

las huellas avanzan

sobre piedras inmensas;

que se abalanzan

en el sin sentido

de guardar pequeñas

y pésimas esperanzas.

 

Ya no hay motivos

para caminar

entre falsos pasos.

He entregado el miedo

a lejanos cantos

frente al rojo ocaso;

que desciende,

no prevalece;

pero que desvanece

en callados llantos.

 

La notoriedad del desencanto

vomita mi realidad enfermiza.

Se dispersan las balas

hundiéndose

en mi deplorable rostro.

 

5

4

3

2…

 

El horror comienza,

y mi sonrisa obligada

lo intuye, lo piensa.

El tiempo arranca

en una carrera injusta

en la cual mis ganas

ya no alcanzan

y son muy brutas.  

 

Me voy despojando

de mí mismo, pacientemente.

Mis máscaras ya están

muy resquebrajadas.

Ya no las reparo

frente a las brisas añejadas.

 

El tiempo para,

junto con el viento

que a su vez ya no repara

en abrir mis heridas secas

desprovistas y alejadas

de palabras frescas.  

 

La muerte me depara,

y me iré cantando en silencio

aquella y dulce melodía

entre latidos y mamparas.

 

Bienvenido a un nuevo mundo

donde todos se abalanzan

por abrazar y callar mis gritos

que ya no vibran

y ya no alcanzan.

 

JNR

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