¿Quién quiere ser amigo de un poeta?
¿Quién quisiera ser amigo de un poeta? Si
nadie le comprende, nadie le interroga. Le dejan vagar aislado, un tanto
ignorado y arrinconado en la mala memoria colectiva de la insipiente sociedad
que, poco a poco, lo van dejando de leer de manera un tanto frívola, como si fuera
un orgullo no inmiscuirse en asuntos de poetas; tan vivos como tan muertos.
¿Quién quiere estar con un poeta? Si este constantemente exagera su visión del
mundo y lo que le rodea. Y es que los poetas tienen voces de profetas, ¿quién quiere
convivir de manera repetida con profecías dichas a diestra y siniestra? Los
poetas no son normales, son extremadamente sensibles, sienten el croar de una
hoja seca romperse en su caída mientras la arremete el viento, convirtiéndola
en pedazos de multiplicidad fuera de su unidad per sé en el inmenso y diminuto
cosmos. Los poetas se aprovechan de la tristeza al máximo, y pueden faltarle al
respeto a la muerte y la muerte puede verse comprometida tras los juramentos de
los poetas. ¿Quién quiere estar con un poeta o varios poetas? Y es que el poeta
no puede estar solo, sin que lo lean, sus victimas primordiales son personas con
gustos extraños que les dan cierto tiempo de su vida a sus letras. ¿Pero qué
pasa cuando todos llegan a amar a un poeta? ¿Pasa eso estando vivo o después de
muerto? ¿Se vive de la poesía? ¿Existen poetas multimillonarios? Que con un
solo verso puedan salvaguardar sus gastos durante todo un año, sin problemas en
un mundo materialista y de experiencias carentes de sin sentido vuelto sentido.
No se ve el pasar de un automóvil ultimo modelo y decir: ¡Seguro es poeta! O:
¿Cómo llegó a ser presidente de la nación? Respuesta: Porque leyó a los mejores poetas.
Y es que el poeta no pretende acumular materia, viceversa, quiere deshacerse de cualquier cosa vana que le impida promulgar los versos más certeros desde su humanidad y su limitación corporal. ¿Quién quiere ser amigo de un poeta? ¿Nadie? Alguien alza la mano, y no es solo más que la vida.
JNR