Flores frescas

Persigo incesantemente

la desapreciada extrañeza.

Tu rostro aún perdura

en cada una

de las rosas marchitas.

 

Sostengo aún

las heridas curadas.

Más mis lágrimas

que siguen manchando

a tu cara pálida y arrugada.  

 

La soga aun aprieta;

pero mis venas

yacen vacías, sin vida.  

Ya por fin hay alivio

en mi petrificada silueta.

 

Mis zapatos viejos

van dejando marcas

de colores tristes:

azul, violeta, grises…

 

El paisaje se va

junto con la memoria

del viento que solapa

mis gritos desconsolados.  

 

El árbol florece

con sus ramas rotas.

Son hojas claras;

manchadas de sangre

sobre mis ojos ciegos.

 

La lluvia celebra

nuestra partida fúnebre.

Las moscas llegan

hacia nuestra carne

que se pudre

de manera lúgubre.

 

Perseguía incesantemente

el paso de la muerte.

Ahora por fin

sonrío y desvanezco

en cada una

de las flores frescas.  

 

JNR  

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