La paradoja del Yo
Cuando una persona habla desde el yo; ese
habitual: Yo opino, yo pienso, yo creo. Habla desde cierta soberbia al hallarse
“original” en el manejo del tema a tratar en cuanto a opiniones personales se
refiere. Pero, es aquí donde comienza la paradoja del Yo, ya que, qué sucedería
con ese “Yo, único”, si imagináramos la siguiente secuencia de analogía: Un
grupo de oyentes acude a distintas ponencias sobre el mismo tema, todos los expositores
son distintos y expertos en el mismo rubro desde el que se habla. Los oyentes
son conscientes de que cada una de las charlas expuestas que los expertos
tratan de maneras o perspectivas diferentes del tema per sé; suscita un patrón
de coincidencia, al notar que cada uno de los expositores en ciertos momentos
dan opiniones desde su Yo particular e individual; las mismas posturas se hacen
notorias en cada uno de los diferentes expositores cuando comienzan a opinar
desde cada uno de sus Yos. ¿Qué le sucede al Yo, entonces? ¿Es una falta de
comunicación con esos otros Yos? Así, en vez de decir: yo pienso, se podría
decir: un grupo de personas y yo pensamos de “este o cierto modo…” ¿Es una vil
coincidencia? Si no fuese así, ¿qué le sucede al Yo en cada uno de nosotros?
¿Realmente es un Yo, o un Yo basado en otros? ¿Qué peso carga o qué involucra al
Yo? ¿Quién o qué fabrica al Yo y a la infinidad de Yos en el resto de las
poblaciones del planeta tierra? ¿Hay un Yo inicial o un Yo causal? ¿Quiénes son
las personas que están encerradas en nuestro Yo? ¿Es la cultura la que nos
simboliza y nos encierra en nuestra mente dotándonos de una voz individual? ¿Y
qué hay con lo que no simpatiza con el Yo? ¿Ese otro Yo dejaría de ser él al
pensar diferente al otro? ¿Quiénes somos cuando afirmamos en el nombre de
otros? ¿Qué nos mueve a ser voceros de un Yo multitudinario? Cambiamos el Yo
por el Somos; “somos una gran nación”, “son ellos contra nosotros”, “somos una
especie, somos humanos, somos mente, somos cuerpo, etcétera”. ¿Qué le sucede al
Yo si lo pensamos demasiado? ¿Si lo interrogamos en demasía? ¿Nos daríamos
cuenta al mirar nuestro reflejo individual en un espejo que solo somos cuerpos
con un Yo artificial? ¿Depende de lo que veamos en nuestro reflejo, lo que nos
da carácter de ser solo cuerpo e imagen? El Yo se vuelve pequeño si extendemos
al cuerpo de manera anatómica en cuanto a el gran entramado de venas y órganos que
nos compone como humanos. El Yo, ¿está en la mente? Y si sí, ¿qué es la mente y
en que zona del cerebro podríamos ubicarla de manera precisa y específica? Una
vez identificada, ¿se podría extraer la mente por otra? Cambiar a un yo por
otro yo distinto al que soy. Con un nuevo Yo, ¿quién sería? ¿Por qué el Yo nos
permite ser? ¿Se puede ser sin el Yo?
JNR