Ya no hay placer

El gran cerrojo ha despertado.

Y anhela la dulzura de mi conquista.

Llave que degusta mi tesoro.

Sonrojado tintineo de inmersión.

Se ha abierto la olvidada puerta.

Me sumerjo al placer de lo desconocido.

Oscuridad,

polvo,

el reloj está sonando.

Pulso con sentido.

Sentido vuelto pulsos de sentidos.

La puerta comienza a moverse.

No hay luz, pero hay fuego

que alumbra lo mundano

y arroja, lumbre que desgaja al velo.   

Las garras se hunden en mi piel áspera.

Todo es sangre y fuego y extrañas criaturas.

Ya no hay placer, solo silencio…

 

 

La puerta se ha cerrado

junto con su gran cerrojo tintineando.

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