Recordar el olvido
Recordar el olvido
es
una lluvia inesperada.
Es
como acechar al fuego.
La
quemadura instantánea
que
surgió de las tinieblas.
Esa
gota caliente que se pasea
en
un camino de ramas secas.
Sentir
tu olvido ascendiendo
como
un incendio que se aquieta.
Extrañar
lo que decidí olvidar.
Sentir
de nuevo la herida
que
se abre ligeramente
a
pesar de estar cerrada.
¿Por
qué? ¡Por qué a mí
siempre
me toca recordar!
Mientras
aquellas mentes
viven
en éxtasis con la amnesia.
Soy
la memoria triste.
Soy
los recuerdos que no se van.
Soy
la nostalgia de las heridas.
Ahora
y hasta que muera
a mí me toca recordar el olvido.