Artificio despiadado

Deseoso de silencio, así,

perspicaz y discreto.   

Aborrecible tormento, más,

la renuente astucia callada.

 

La noche parece ahogada

entre lamentos desatendidos.

Ni tú llamas, ni mi orgullo aclama.

Somos dos tristezas ofendidas.

 

Ajenos nos volvimos,

como dos piedras cayendo

en un barranco visto por sordos.

Los diálogos se volvieron ajenos.

 

Nos encanta respetarnos

y dejarnos en el olvido.

Un olvido respetuoso, siniestro.

Nos convertimos en aquellos,

en los amigos propensos.

Dispuestos a no ir más allá.

 

Me siento cansado, sin alas.  

Cansado de fingir la mala amargura.

Cansado de migajas de amor.

¡Quiero la carne enaltecida!

¡Quiero las caricias desvividas!

 

¡¿En qué momento?!

La vida se volvió despecho.

Mis pasos, ahora son tormentos.

Mi alma, ahora se siente tersa.  

Mis suspiros están cargados

de lágrimas, como balas que agonizan,

y que disparan entre cornisas.

 

Tu amor era un navío sin piloto.

Me instalé sin saberlo.

Mi naufragio fue atroz.

Mi ingenuidad, fortuita.

Y a pesar de todo…

Quiero seguir amando.

Seguir probando…

Seguirme decepcionando.

Sentir el sin sentido.

Desarmarme en siniestros. 

Ser un desesperanzador.

Morirme entre inventos. 

En esa cruel invención

que alguien, alguna vez,

se le ocurrió concebir.

Ese, artificio despiadado,

Ese, cosmos sin razón.

Eso, a lo que todos llaman amor.

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