Danza, bailarina, danza

Danza, bailarina, danza.

Santifica tus pecados en arabesque.

Arduo es tu desgaste de punta y talón.  

La danza, el baile, tu gestión de allérgo.

 

Tus párvulos gestos desembocados.

Tu sonrisa asíncrona y obligatoria.

Tu vestuario de racimos coloridos.

Tu ritmo arrítmico entre sincronías.

 

La atención es tu vocación.

Solución para tus males mitómanos.

Tu desgaste es el esfuerzo recompensado

en cientos de aplausos que, olvidarán

tu rostro, tus pasos, tu nombre…

 

Danza, bailarina, danza.

Promueve esa sonrisa tierna y franca.

Deslumbra al indiferente desembocado.

Ajusta el metrónomo de sus aspiraciones.

 

Temprano y sin tardanzas,

la demolición prófuga de tu firmeza,

entre andanzas y vestuarios te calzas.  

Te vuelves eterna, te vuelves fraterna.

 

La agitación es tu alimento.

Tu contemplación son mis favores.

Te vuelves presa de pensamientos.

Aquellos; los eróticos y seductores.

 

Anda, danza, anda.

Me agitas, me enciendes, me alzas.

Te lo ruego, no me complazcas.

Que yo solo quiero darte mi alabanza.

Ya no me mires, y ya solo por favor,

danza, bailarina, danza. 

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