Los olvidados testigos

En tus descaros descansan

mis más sinceros arrebatos.

Me convertí en testigo;

un contemplador de olvido.

 

Fuimos demasiado sinceros.

Las palabras quedaron marcadas.

Como quemaduras que no se calman.

Como aleteos desprendiendo al alba.

Fuimos crueles y terriblemente justos.

La actuación del olvido nos queda bien.

 

La cama ya no rechina,

ya solo rechinan los recuerdos.

¡Qué distantes son nuestros labios!

¡Qué invisibles se volvieron las risas!

Vagamos en parejas que no sacian.

Nos enloquecemos al imaginarnos.

 

¡Qué necedad la de fingir desamor!

¡Qué miseria fingirnos apasionados!

Somos distantes, pero no olvidados.

Fuimos cómplices y además testigos.

Fuimos cobardes de nuestros delirios.

Fuimos cosecha inmadura de campo.

Fuimos un campo seco de lirios.

Fuimos los lirios enamorados de noche.

Fuimos la noche que nunca olvidaremos.

Somos olvido fijo ante el secuestro.

Somos el secuestro de nuestra necedad.

Somos la necedad jamás olvidada.

Somos el olvido que no olvida.

Somos…

los olvidados testigos.  

Entradas más populares de este blog

Poeta incierto

Mi llorar silencioso

Ángel caído

Silencio desaparecido

Incompetente

No me alcanza la vida

Una voz que se ilumina

Ira absoluta

Hay libros

Soy autista