Efusiva necedad
Ser
la barbarie ideológica,
consumada e interpelada,
entre agonías enredadas
sobre despojos revelados.
Temida es mi palabra
y emergente la huida,
en ojos que no quieren ver
y en bocas que gritan ruinas.
El vulgo nunca entiende;
solo quiere entretenerse.
El verso bien calculado,
y la rima bien pensada.
Soy la agonía simple,
la que nadie quiere mirar.
Soy la efusiva necedad
que escribe y no se cansa.
Que alza sus letras
aunque nadie las quiera tomar.
Soy un poeta desubicado
en la cruel y adictiva modernidad.
La soledad se ha vuelto
mi alimento, mi veneno.
Ya no hay nada que apreciar.
Yo moriré, junto con mis poemas,
anhelando que, a mi poesía,
alguien y algún día
la ha de mirar.