Seamos poesía
Ser la palabra que nadie omita.
Ser
el lenguaje reaparecido.
Volver
a profesar en palabras,
ya
sean bien desconcertadas
tanto
como mal preparadas.
Buscar
la eternidad en la fiereza.
Lo
eterno no está en la partida;
yace
envuelto en la palabra escrita.
En
esa organización conocedora,
ejecutada
a lo visible, al ensueño
de
hallarnos vivaces en juramentos.
Soñar
que la palabra vive dentro,
esperando,
en nosotros, latiendo.
Que
algo vive y vive en párrafos.
Ser
ejecutor de lenguaje manifiesto.
Recordar
y rasgar lo pertinaz
que
es lo que representa el punto.
En
la continuidad y quietud de la coma.
Sentir
la poesía bailando que brota.
Escribir,
volar, soñar, sentir.
Sentir
que la vida es poesía,
tanto
alegre como amarga; rota.
De
la tristeza y el error se aprende.
Y
que de nuestros corazones broten
los
latidos perpetuos en desorden.
Seamos
versos que se besan.
No
seamos números,
seamos
pronunciaciones.
Seamos
imborrables,
seamos
apetencia
de
una vida
bien
bullida en poesía.