Tinta de mi corazón

Tarde brota
mi sentimiento peregrino,
complaciente, blanquecino,
tan colmado y en derrota.

La pintura yace airosa,
la pintura yace efímera.
Pinto en brochas piedades;
las más faustas y llenas de bondades.

Mezclo delirios y flores
en una tenue aclaración,
irrigada en surtidos de colores:
Amarillo, violeta, blanco y marrón.

Rugen las nubes y se aquieta el rocío
en una fosforescencia inerte, descompuesta.
El mar se vuelve más umbrío
en lo sagaz de su colorida cresta.

Cargo un corazón en mis palmas:
¡Vibra, se debilita y ya no pinta,
a ras de tierra mis huesos se despintan,
transmutándose en un mezcla de llamas!

¡Pinta corazón, ésta última vez,
mis letras de amarillo y púrpura,
mis versos de azules imberbes,
mas mi poesía tíñela de bravura!

¡Ojalá algún día sea complacido,
cualquiera lea como se lee una pintura,
ya sea engorrosa o presumida,
penetre su forma borrosa,
contemple los trazos de tinta,
una tinta de un corazón que mira!

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