Decadentes

Fuimos dos eternos y fieles decadentes

desde el amplio cielo hasta el pasto verde.

A regañadientes y solapados creyentes.

Maravillosos fueron los años siguientes:

 

Amor, deseo, floreros rotos de traición.

Acuosas fueron nuestras palpitaciones.

Fuimos pálidas sombras de desilusión:

tan trasparentes, tan disolventes…

 

Fuimos besos compartidos entre bocas.

Fueron tantos los amantes, fueron muchas

las veces que anhelamos nuestra presencia

dentro de otras miradas frías y viciosas.

 

Las vistas al techo en la noche quejumbrosa,

fueron presa de nuestros nombres vociferados,

arpas constantes de suicidio y extrañamiento.

Se acabó lo nuestro junto con nuestros tormentos.

 

Aparecieron las adicciones, mas tus invocaciones,

las más deshonestas, las más deshonrosas…

¿Qué serán de las películas y canciones

que nuestro tiempo compartió en grandes ensoñaciones?

 

Ya no hay besos, solo maldiciones,

Maldiciones asfixiantes y estrepitosas.

Nos volvimos eternos, nos volvimos desvividos;

eternamente deprimidos, eternamente carcomidos,

sin aspiraciones, eternamente decaídos.

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