Mi llorar silencioso

Se van arrastrando un sinfín de cosechas, cargadas de simpatías mal guardadas. Se encuentran llenas de máscaras, meticulosamente ornamentadas; con detalles de esporádicos crepúsculos, específicos, mas las marcas de los más tenues amaneceres. Deambulo como la neblina que empapa a las ventanas en su acompañado y sutil susurro persistente. La maquinaria de mis delirios comienza su marcha estruendosa al hallarme solitario frente al cúmulo de nubes blancas. Últimamente, el mirar al cielo se ha vuelto un espectáculo silencioso. Una jauría de asimétricos diálogos agonizantes resuena como campanarios mortuorios en mi cabeza. Es como si al cerrar la boca, sintiera tus besos más deshonestos recorrer vehemente nuestro acuerdo de esencias compartidas. El crujido de las hojas secas me recuerda a tu intimidad cercana de aquellas horas en vela. No soy de nadie y soy tuyo casi siempre. Cuando más nos ignoramos, siento que es cuando más honestos podemos llegar a ser nosotros mismos. Tú, añorando el pasado gozoso, y yo, preocupado por mi dulce y desolado destino incierto. ¿En qué momento decidimos faltarle al respeto a esa línea del tiempo donde nuestro amor era invencible? Las horas del reloj se siguen acumulando, siguen avanzando hacia nuestro olvido permanente. Ya es un tanto olvidadizo cuando hacíamos que el tiempo fuera una simple palabra vacía y no lo sintiéramos con cada caricia tan sincera que nos dábamos con los ojos cerrados. Quién diría que en esta vida nos tocó conocernos para no ser nada al final de cuentas. La soledad del presente me va secando lentamente. Me va empujando a un abismo oscuro y siniestro. ¿Cómo fingir que todo tiene sentido cuando puedo ver a lo lejos el barranco cruel que acabará con mi existencia? Antes las noches me resultaban una gran tristeza, ahora son un gran alivio para mis pensamientos más pesimistas. Percibo en cada gota de lluvia un sonido que me vuelve más calmo, como si mi angustia existencial fuera una mera historia que adapté de un sistema ficticio que no tiene ni pies ni cabeza en el mundo de la naturaleza, en el mundo real. Es como si mis preocupaciones capitalistas se curaran con el pasto y las hojas verdes. Como si se detuviera el tiempo arriba de la montaña y lejos del dios mercado. La ansiedad se difumina al no sentir nada en mis bolsillos del pantalón. ¿Por qué arrastrar con tanto pasado si el presente es muy interesante y derrocha sucesos insólitos y originales? Como sentir el canto de las aves iluminando cada rincón de mis pensamientos de múltiples colores brillantes. ¿Por qué ahogar mi tristeza en pesimismo si me doy cuenta que soy parte de un todo, aunque al todo no le importe? Sí, solo soy un minúsculo grano, pero soy parte del gran y colosal arenal envuelto por la frescura de las olas que no dejan nunca de moverse. Sentir la tierra sobre mis pies descalzos es el sentimiento más puro y tierno que la vida con su enormidad puede acogerme disimuladamente. ¿Por qué preocuparme por el futuro incierto si el tiempo no existe? Solo es un presente constante. Me doy cuenta que el planeta entero es mi hogar. Llorar se ha vuelto la cura más sensata, más pura… Benditas lágrimas, bendita sed, bendita hambre, bendita vida, bendita casa, bendito el sendero, bendita iluminación interna, bendito, bendito…, bendito mi llorar silencioso. 

J. N. R.

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