Alimento
La literatura para mí es como trastocar las
teclas de un piano que ennoblece al silencio con música penetrante. Es vida que
se empalma junto con las voces escritas en el eterno embate de propagar al alma
historias que trascienden. Es un caminar constante donde los latidos del
corazón se acumulan como bellos pasos hacia la coherencia de la vida. Es el
cosquilleo de infinitas mentes postrándose con urgencia en un pecho que suspira
fuertemente. Las letras son como una rosa mía, rosa que palpita. La literatura
es un fuego que arde sobre el agua clara donde yacen peces estelares de
diversos colores metálicos que vuelan en todas direcciones. La literatura es
una voz que canta y va tejiendo raíces en la espalda. Es quietud frente a la
jungla de conglomeraciones que cursan a todos lados de manera desesperada. Leer
y escribir solventa los apuros más turbios y rezagados. Es arte, es viento, es
alimento que ennoblece a los sentidos más desafinados. La literatura es
acumular el tiempo que se escapa. Es arder en la cotidianidad entre suspiros
rotos. Es volar dentro de una lágrima que cae desde una nube pálida. Es sufrir,
es llorar, es reír ante la simplicidad de la vida. Es una resonancia que musita
cánticos que sincronizan con los latidos del corazón. La literatura es soportar
las injusticias y tolerar la maldad. Es crear, es apreciar, es odiar, es amor.
Amor romántico, amor líquido, amor eterno. Es un mar de sombras reflejadas en
la taza de café. Es aguantar, es caer, es levantarse, es seguir hasta el punto
final. Es un diagnóstico bien elaborado por nuestros anhelos más puros. Es
tejer, es pintar, es crear lentamente como el artesano frente al barro húmedo.
Es un no querer regresar de las páginas escritas hacia la realidad aplastante.
Es la realidad inventada ante el empleo más absurdo; inventado por seres monstruosos
con traje. La literatura es como un camino de piedras salidas. Es un abrazo
tierno y una acuchillada en la espalda ingenua. Es dolor y cansancio. Es
vitalidad y regocijo. Es el ejercicio de cada día frente a las horas que se
vuelven relativas. Es un baile multifacético. Es la vestimenta de nuestras
penas. Es el remedio frente a la herida abierta. Es una erección robusta ante
la ropa ajustada. Es la impotencia frente al cuerpo desnudo. Es un beso en la
mejilla y un golpe seco en el estómago. Es hambre y sed, es una amplia
esperanza donde esta guardada lo más íntimo de la humanidad. La literatura es
oxígeno a mis pulmones y gasolina para mi imaginación. La literatura para mí lo
es todo, es mi alimento.
J. N. R.