Síntoma

Un diagnóstico, un síntoma. Mi relajación. El estruendo, el incendio, el terror. Magnificencia incomprendida. La luz, el encierro, la oscuridad. Mis pensamientos de arrepentimiento. La música del silencio. Mi caminar constante en círculos. La captura de una fotografía mía mirando al horizonte. La sangre derramándose, mi depresión. Los sueños, mis pesadillas repetitivas, el payazo asesino. Mi argumentación, mi medicación, mi delirio infinito. Las visitas, las lágrimas, el rencor. Mi futuro incierto, la comida insana, mis compañeros depresivos, la ansiedad. Las heridas expuestas ya curadas. La liberación, mi arrepentimiento, mis pecados liberados bien guardados. La puerta abierta, los rostros de orgullo y de duda, mi caminar en sociedad, mi sonrisa hipócrita, mi cuchillo nuevo. Treinta siniestros nuevos, mis lágrimas de felicidad, mi incomprensión, mi pasión, mi placer. Mi escondite, mis disfraces, mi alerta constante. Mi alimento, la carne humana, el olor, el olor, el olor, el olor… Mi regreso a prisión, mi sentencia, mi condena, las cartas de mis admiradores. Mi más sincero arrepentimiento, la noche con luna llena, mis últimas palabras, la inyección letal. Mi muerte, mi silencio, mi fin. 
J. N. R.

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