Cuadros

Un pasillo oscuro, una habitación sin puerta. Un rostro con grietas y cabello grisáceo. Diminutos pies que avanzan hacia un rostro que observa, que espera con paciencia. Sus ojos son verdes, como dos minerales lustrosos. Olfatea, huele mi hedor, el rostro yace en guardia. Me acerco, no es un rostro presente del todo, es un cuadro de un rostro en medio de la habitación. El cuadro sonríe, al parecer yo también soy un retrato: una silueta que camina en un pasillo lleno de cuadros. No somos en su totalidad humanos de carne y hueso, somos mas bien imágenes de gatos pintados por Louis Wain[*], no somos reales, somos la representación de la representación de la representación. Rostros de gatos pintados en una casa desamparada. La casa con felinos también yace pintada en una subasta cultural dentro de un parque. Una pintura de gatos en una casa vieja situada en una subasta de campo. La subasta comienza. El comprador más cuantioso; de edad avanzada, de ojos color verdes, y entusiasta, se hace poseedor del flamante cuadro. El nuevo titular de la obra de arte también es un cuadro, un retrato en un pasillo oscuro que se dirige a una habitación sin puerta.
J. N. R.




[*]A lo largo de su carrera, Wain luchó contra la esquizofrenia, una condición que lo llevó a experimentar transformaciones visuales en su arte y lo impulsó a crear una de las colecciones más fascinantes y extraordinarias en la historia del arte.

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