Ausente

Me siento necesitado de amor, pero no creo que el amor necesite de otro idiota como yo.

Una necesidad primaria nace en mí, esa, la de hundir mis labios en labios que susurren mi nombre en cada una de mis veladas patéticas. 

Me he vuelto un circense al que la mayoría ignora, incrustado bajo el semáforo rojizo. Engullo malabares con objetos imaginarios, inexistentes. Soy ese alguien que nadie advierte ni siquiera por el retrovisor de su automóvil. Ya se ha vuelto cotidiano ser atropellado por el rito de la indiferencia colectiva.

Nuestro amor era como el sistema solar, solo que pensaba que yo era el planeta tierra; tan lleno de vida y en estado permanente de contemplación, donde tú representabas al sol, mi luz, mi alimento. Distancia perfecta, aunque con la luna de amante en tu ausencia. Gracias por despertarme de aquella fantasía, cariño. Caigo en la realidad de que no era tu mundo, sino más bien era tu Plutón, que ya ni siquiera es considerado planeta. Así de ausente te resultaba. Así continúo actualmente para ti; olvidado, lejano, más obscuro, más frío que nunca: errante. 

El amor que tú me dabas representaba un universo religioso, lleno de absurdos rezos matinales. Pero, querida, qué inoportuno me siento ahora, yo siempre fui un fiel creyente de tu romance, nunca sostuve la creencia de tus besos falsos, creía en la ilusión del amor que, como cada padre nuestro, uno recibe como sentencia máxima el porvenir del perdón de nuestras culpas en nuestra rutina de indiferencia.

Hay un cierto arrullo en mi soledad que tus lágrimas mentirosas nunca podrán entender. Me has hecho viento invisible en tu pequeño mundo de pacotilla. Me he vuelto un ventarrón en tus noches donde reina tu privacidad de hallazgo; aquellos múltiples desvelos donde vuelves a ser tú cuando nadie te mira.

Quién diría que solo para ti siempre fui un niño que nunca supo cómo acariciar tu corazón. Ahora soy un niño visible para todo el mundo, esperando afuera de la juguetería; ansiando a su reapertura. ¿Pero por qué espero? Si sé que en el fondo la juguetería ha estado siempre en bancarrota, y así seguirá. Creo que siempre seré ese niño ingenuo al que ahora llaman adulto. 

En un mundo de enamorados soy el único que se percata de la crisis del amor: apariencias sin esencias. Ya nadie anhela por un alma cálida, ahora solo se buscan calenturas físicas y vanas. Hoy solo veo cuerpos calentando a otros cuerpos, y nada más.

¡Qué triste! Vivir pensando en la eterna juventud y en el eterno enamoramiento y en el vivieron felices para siempre. Espero que el tiempo no sea cruel contigo, ya que conmigo ha devastado cada suspiro de esperanza por amar y ser amado. 

¿Cómo estoy ahora? ¡Harto, harto de la compañía de tu ausencia! Hoy prefiero que mis sueños me abrasen y sean estos mis nuevas compañías. Hasta nunca, ahora es mi turno de jugar a hacerte ausente, en este juego del amor.

Atentamente: Tu eterno ausente. 


J. N. R.

Entradas populares