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Mostrando las entradas de agosto, 2020

Hastío feliz

A veces miro mi historia y surge la sensación de que ya no me pertenece. Esas personas, esos momentos, aquellos lugares, hoy…, se sienten ajenos. Me siento sin alegría y sin tristeza, me siento vacío de sentimientos, me invaden recuerdos, pero, ya no los siento míos. Ya no pienso en mañanas, mi presente y futuro se han vuelto un sin sentido, sin propósito, desfigurado por el destino que creía haber visualizado alguna vez entre sueños. Hoy, ya no sueño, lucho por dormir y despierto sin vida, envuelto en la pesada incertidumbre de ya no tener rumbo. Mi vida ha sido un constante romper y re hacer deseos personales, soy joven y me siento viejo, tengo fuerza pero no la energía, cada vez hay más gente en el mundo y sin embargo cada vez me siento más solo y alejado de ese mundo. Es como si viviera en una línea del tiempo diferente a la que me pertenecía, ahora cada momento se siente falso, como si me hubiera colocado otro yo. Me siento arrebatado de mi felicidad, forzado a luchar batallas q

Más humano

Puedo ver la lluvia; pero, no puedo sentirla. Puedo sentir tu corazón latir; pero, no puedo verlo. Relámpagos de agosto que anuncian mis lágrimas. Tu ausencia aprieta las sábanas en soledad. Noches de Kafka y mañanas de Pizarnik. Vuelvo a mirar mis libros y ya no los encuentro. La música ahora se disfraza de silencio: indiferente. Dejé de cocinar y ya no saboreo la comida. Solo lleno mi estómago para distraer a la muerte. Ya no suelo mirarme al espejo, mi reflejo se ha vuelto lento y mis sonrisas tardan en reflejarse, mientras que las lágrimas se escapan a gran velocidad. Quedo distante ante el destino, como quien guarda la última carta para el último momento. Ya no tengo amores ni amistades largas. Me muevo en el tiempo en una vigilia permanente. Siento mi corazón oprimido y sin salida. Siento que me estoy desvaneciendo un poco cada día. A quienes les he regalado mis sonrisas más tristes, hoy me extrañan. Y a quienes les digo mis más sinceras sonrisas de am

Guitarra mía

         Hoy sueño un sueño que soñé y que quizá todo el mundo sueña soñar. Y es que a los recuerdos les fascina recordarme un recuerdo que suelo ya no recordar. Mis días se han vuelto lluvias. Qué sería del tiempo si no llovieran días. Soy testigo de cómo el futuro ya fue y el pasado será. Yo solía cantar con mis manos. Entonaba notas y acordes de manera que mis oídos me dieran permiso. Hay guitarra mía que ya solo murmuro tu recuerdo en sueños donde los días llueven un presente que se desafina a un tiempo que ama la velocidad de lo inmediato. Y es que tanto a ti como a mí, nos gusta recordarnos así: despacito y a susurros.  Hoy tú y yo vagamos en las memorias olvidadizas, en ojos mudos y gargantas sordas, en escenarios invisibles donde han desaparecido nuestras huellas que se aferraron hasta el último momento en gotas de sudor ahora secas y marchitas. Qué bonita sensación aquella cuando te vestía de cuerdas nuevas que hacían relucir el brillo de nuestros cantos fugaces. Si el desti

Discordia

    Hay un poeta en mí, que encierra al filósofo en una prisión en su raciocinio. El poeta, entona un ligero canto al alba, el filósofo lo calla sin prisa para retornar a gritos mudos en su filosofar. El poeta compone en un piano roto y con escasas teclas, el filósofo enmudece sus desafinadas melodías con el ataúd de sus labios en su eterno retorno que sella ante cada pregunta sin respuesta que envía al cosmos. Quimera indomable en su camino de letras que el poeta navega en la marea, un simple tronido de dedos basta para calmar un mar y una bestia con su pensamiento el filósofo demuestra. El filósofo camina en una multiplicidad de laberintos con calma y sereno. El poeta camina en una cuerda floja en los más alto de los cielos, sudoroso y envuelto en lágrimas. El filósofo lo mira desde un cielo más alto con cierta compasión. No compiten ya que nadie va ganando en nada, al filósofo no le interesa competir, y al poeta solo le importan sus letras sin importarle si tiene que ganar o perder