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Mostrando las entradas de diciembre, 2022

Soy poesía

La poesía… canta y baila. Se aquieta, se asombra, se rompe, se pega, se enfría, se ornamenta.   Fruta sin sabor. Sabor común desvanecido. Tierno bagre incoloro. Vástago cielo enrojecido.   La poesía es roja, a veces amarilla, y en ocasiones: un tanto enloquecida.   Soy marea, soy poesía… Soy letras en palabras que nadie mira.   JNR

¿Quién soy cuando escribo?

  Cuando escribo soy antes que nada mi primer lector instantáneo. Comando órdenes y las ejecuto, las vuelvo trazos estéticos en la simplicidad del papel, que posteriormente quedan grabadas en un universo digital que se expande a lo infinito. Soy un disipador electromagnético, que calma la temperatura al borde del incendio, y que son capaces de propagar las más fugaces ideas. Mientras escribo se siente una melodía que comienza una tormenta de lo más estruendosa; pero, que va de menos a más. Escazas gotas de música fluyen hasta convertirse en un chubasco de notas musicales escritas. Soy un cirujano de la imaginación que cura las heridas de la realidad. Intento ser el director de orquesta que culmina satisfecho al terminar cada obra musical escrita en palabras. Quito la cáscara de mi intención literaria, desnudo los gajos textuales que escurren y palpitan las más íntimas semillas de mi amor por el oficio de escribir. Me convierto en telescopio y trato de descifrar el orden cosmoló

Falsas reuniones

  Ahí estás, Manrique; sentado en medio de todos, siendo el foco de atención, no por cierta idolatría o un genuino carisma, sino, por mera conveniencia donde todos te tienen que dar una buena cara, o falsas sonrisas por tu dinero y lo que conlleva tu extraña “familiaridad”. Atendiéndote como invitado de lujo. Ahí estás, Manrique, con tus repetitivos comentarios de cada reunión. Eres como un muñeco con sus frases predispuestas; vacías, llenas de poca originalidad, cayendo en lo común de tu estirpe de creer que conoces a los otros, y que eres mejor que todos. Creyendo que tu estilo es “único, original y de buen gusto”. La cena ha cambiado este año, ya que cambiaste de gustos alimenticios, y nuestros anfitriones, aman complacerte, aunque a tus espaldas no les importes ni un carajo. Hay, Manrique, ahí estás, con tu ego de mierda, el cual todos tienen que soportar de manera tan falsa, y que a tu narcisismo le impide apreciar; la falsedad de reacciones provenientes de tus receptores. Se dice

La vida me rebasa

La vida me rebasa y me supera la vida. Cánticos distorsionados; acercándose y alejándose, desde las grises junglas. Manifestando el tedio de una inmensa supla.   Simples son los sueños y complejas las palabras. Cien bastardos engreídos, siempre acumulando plata.   Descripción perdida, sonora, diluida, empañada. Descripción roída.   ¿Cuándo serán mis últimos días? Distorsión en vida que                     se            mezcla                 con          la dulce membresía. Esa, la de no saber: ¿cuándo he de perecer? Fui arrojado y nadie me ha sacado de este eterno atardecer.    

Brebaje rojo

El cielo comenzó a tornarse color grisáceo, las nubes refunfuñaron enaltecidas su ira al anunciar una ostentosa tormenta que, en su despampanante música de tronidos, nubes dignas de las más salvajes oberturas de una pieza clásica en pleno apogeo orquestal, propiciaron el descenso de la primera gota. La escena acompañó a dicha gota en su viaje desde lo más alto del cielo, hasta enquistarse en la frente del rostro desvanecido de nuestro protagonista, que sangraba, que exhalaba de dolor, más el sonido de cada gota al caer de su cuerpo, en un charco sepulcral estancado por su propia sangre: ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Los múltiples flecos de cuero con puntas metálicas de aquel látigo fustigante, desgarraron su piel molida, dejándola así expuesta a algunas zonas de hueso lúcido. Ríos y ríos descendieron de cada despiadado latigazo sobre su cuerpo marchito. En su mirada no había lágrimas cristalinas de dolor, sino, lastimosas lágrimas de color rojizo que caían de manera lenta: ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc!