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Mostrando las entradas de mayo, 2022

Televisión

  El arte de colocar palabras en una hoja en blanco, que signifiquen y den coherencia a lo que se lee en cada letra que traspasa entre pupilas de un lector sediento de historias. Es como trazar las líneas en un lienzo, simulando ese pintar de imágenes preconcebidas; desde la mente hacia a la pantalla o el papel físico. Televisión, palabra que te remonta a un objeto. A tu… objeto, que concuerda con tu experiencia de vida y, lo que concibes en relación a dicha figura material. De ti depende cómo es ese televisor. Yo solo pongo la palabra, y tú pones la imaginación; construida a base de recuerdos y presentes que yacen en la memoria de cada individuo.  Y es que las palabras tienen poder cuando se combinan, por ejemplo: Televisión y sexo. Televisión y asesinato. Televisión apagada, totalmente en color negro. Forma y color de una sombra que mira. Que te mira cada vez que apagas el televisor. Esta ahí, aunque no la veas per sé. Televisión y muerte. Lenta y progresiva muerte. Muerte de neurona

¡Hola, me llamo Víctor!

  La congelada mañana asomaba su rostro pálido frente a mi pecho desnudo; mientras el cuchillo de la cocina recién afilado; yacía incrustado en mi hombro izquierdo. Las gotas retumbaban como tambor resonando fuertemente al colisionar directo en la duela de madera vieja al levantarme de la cama. Mis pasos fueron torpes, y fui dejando huella, tras ir dejando pequeñas lagunas de sangre en mi caminar hacia el teléfono para pedir ayuda. Sentía que ya era demasiado tarde para conseguir que alguien me socorriera en mi tremendo despertar. Había sangrado mucho, y no tenía pensado retirarme el instrumento clavado sobre mi cuerpo, que cada vez se sentía más y más punzante. Me armé de valor. Valentía que nunca había sucedido, pero al fin de cuentas, valentía. Me despojé del cuchillo de manera efusiva. El dolor estuvo a nada de provocarme un desmayo que habría sido mortal en esas condiciones de palidez por falta de sangre. Me di cuenta de que no estaba solo en la habitación. Alguien observa toda la

La vida

La muerte espanta a la vida. Y la vida…, se esfuma con la muerte. ¿Quién promulgo esto? La vida se va junto con la muerte en dos caminos separados donde al final se empalman. El delirio de estar vivo, más el desquicio de la nada.   ¿Quién va a recordarme? ¿Quién va olvidarme? ¿Quién me enterrará? ¿Quién me visitará? ¿Quién recordará mis tristezas más puras?   Quién no más, sino la vida que se fue, y nunca volverá. No hay retornos, no hay infiernos. No hay nada… Más solo, la implacable, la impúdica, la que no perdona: la hora marcada.     JNR

Estorbología

  Se desplazan los sentimientos en una sola hoja de papel que no prosperará, indignante, áspera, sentimentalismo vil. Se han corrompido en mí las normas educadas de convivencia en cuanto a denotar mi servilismo de manera sonriente. El cansancio impera en todo mi cuerpo de un ente joven. Cansancio de hablar, cansado de anhelar y de perseguir lo que todos persiguen. Es nulo en mí el sentimiento de aspirar a la originalidad al ser diferente a los demás. Lo único que me une a los demás es el hartazgo de saber que existen entes demasiado ignorantes que se complacen con una vida material y llena de poses y deudas. Cuando llegué al mundo, ya todo estaba hecho, no he aportado nada nuevo a lo que ya se conoce. Simplemente me siento un creador de disgustos constante en el vaivén de soportar al otro en su narcisismo despiadado. Me siento un recuerdo olvidado que camina entre pupilas distantes. Sometido a querer comunicarme con el otro en mi simulado desprecio de tener que convivir en una sociedad

Somos frágiles

Siento en mí y de manera lúcida, cómo se involucra la cosecha del abandono. Y no por parte del otro. Si no el abandono de mi propio yo roto.   Siento realmente la soledad, no la mía, la de los otros. Siento cómo se calla todo; hasta mi corazón… Se van silenciando los relámpagos brillosos. En torno a la tormenta del caos. Cae el telón, mientras miro con desilusión las butacas con grietas.   Ya no hay más visitas que llaman a mi puerta bendita. El líquido rojo resucita brotando dentro de mis venas frías… El show termina con risas ausentes y un tanto anticuadas.   Y es que no quiero dar lástimas, más solo recordar que nadie es ajeno a sentirse triste. Somos humanos, somos animales, y, por tanto: Somos frágiles. Frágiles para amar, para la vida. Frágiles para cualquier momento, en donde todo pueda terminar. Quien evita leer versos tristes. Le huye a la vida y no se haya vivo. La fragilidad no es m

¿Quién quiere ser amigo de un poeta?

  ¿Quién quisiera ser amigo de un poeta? Si nadie le comprende, nadie le interroga. Le dejan vagar aislado, un tanto ignorado y arrinconado en la mala memoria colectiva de la insipiente sociedad que, poco a poco, lo van dejando de leer de manera un tanto frívola, como si fuera un orgullo no inmiscuirse en asuntos de poetas; tan vivos como tan muertos. ¿Quién quiere estar con un poeta? Si este constantemente exagera su visión del mundo y lo que le rodea. Y es que los poetas tienen voces de profetas, ¿quién quiere convivir de manera repetida con profecías dichas a diestra y siniestra? Los poetas no son normales, son extremadamente sensibles, sienten el croar de una hoja seca romperse en su caída mientras la arremete el viento, convirtiéndola en pedazos de multiplicidad fuera de su unidad per sé en el inmenso y diminuto cosmos. Los poetas se aprovechan de la tristeza al máximo, y pueden faltarle al respeto a la muerte y la muerte puede verse comprometida tras los juramentos de los poetas.

JNR

Soy la tímida voz que precede al llanto. Deambulo en la memoria; cruel y olvidadiza. Rompimiento atroz que intercede al canto en un disimulo de victoria; acartonada y lúcida. Baile de siluetas de manos hambrientas. El rico baila y la pobre mendiga. La comida es escasa cuando las balas predominan. Las arrugas se aferran a la mirada cansada. Mi sonrisa es de desgracia. De satisfacción ante el fin. ¿Cuántas palabras vivas podré escribir sinfín? La muerte es gratificante cuando uno no tiene plata. No habrá tumba para mi cuerpo de lata. Pero habrá miles y miles de letras que cantan. De palabras que alguien dijo. De palabras que sean mías. O palabras que sean robadas. Pero ante el plagio y una vida olvidada. En el fondo, sabrás…, que serán mis palabras, mi voz y mis letras. Seré yo, en estas tres letras. Sin puntos, ni comas, pero siempre juntas… JNR   JNR