Señora "feminista"
Formal o indirectamente, me han llamado un poeta con exceso de disturbios, complejos mentales, narcisismo, prepotente, ególatra, persistente, lleno de verborrea superficial y mal escrita. La señora “feminista” en su torre de marfil se llena la boca de espuma cuando se entera de que he participado en alguna convocatoria insulsa e indiferente con nuevos escritores que fueron seleccionados para una antología de cuentos neonatos. Sus cuarenta años de escritora le avalan la espuma, hacia los nuevos modos de publicar un cuento personal y de manera independiente. Claro, en sus tiempos todo era diferente, incluso para su cuerpo y gesto desgastado lleno de ojeras infladas. Lo de hoy es llorar frente a la cámara rogando el por qué deben comprar su nueva novela o antología de cuentos en Amazon. Lamento no ser un influencer en Youtube para que alguna editorial pingüinesca me haga firmar mi futura explotación como vendedora de catálogos de Avón. ¿En qué momento se llevó la escritura a mantos terr