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Mostrando las entradas de abril, 2024

Hay la tierra

¡Hay la tierra, mi tierrita linda! Sobra el pasto sobre las raíces finas. Se rallan las grietas con la luz divina. El agua salpica tus delgadas ruinas.   El atardecer resalta tu resentida risa. Los bordes de gratas semillas brillan. Brilla el campo, brillas tú, brilla la brisa. La tarde con ronroneos se apaga y difumina.   El ocaso de la noche nos contamina de oscuridad santísima como la vida. Las luciérnagas cantan con su luz, luz áspera, luz ruin, luz tiernita.   Tu olor, tu tierra, mi sonrisa. Sobran los arrebatos desbaratados. La tierra cruje junto con la cornisa. La naturaleza vive y nos contamina.   ¡Hay la tierra, mi tierrita linda! J. N. R.

Cada mes

La luz de enero oscurece la tarde de genuino veneno  pulula el destello.  Febrero con su fragancia, atardece y llega marzo. Arrogancia fúnebre de abril, me sostiene mayo y su alomancia. Junio con su capullo, julio con sus guirnaldas. Fúnebre brisa de agosto. Septiembre siempre fiel a su Patria. Octubre tierno y fúnebre; creyente a sus costumbres. Las nubes de noviembre se enaltecen.  Y llega diciembre con su cierre culmen. J. N. R.

Bialaekuenvekuenialadoppo

Mi padre es un puntual coleccionista de antiguos armatostes, me encanta entrar a su habitación cuando él no se encuentra y, contemplar así, la fastuosa cantidad de objetos raros que llega a conseguir en mercados de chácharas. En una de esas riesgosas misiones, al entrar en dicha habitación de reliquias sin avisarle, fue entonces que los pude apreciar: dos tambores africanos muy extraños; de una elegancia primitiva que salpicaban a mis sentidos. Estaban forrados con una extraña piel de animal; de la cual, no tenía noción. Al tocarlos y tratar de darle ritmo a ambos, rugió un trueno desde el cielo gris que se empezaba a formar. No le di importancia, me sentía Tito Puente, con mi arrítmica interpretación sonora en toda la casa. Los días pasaron desde el descubrimiento fugaz de aquellas percusiones que solía tocar cuando mi padre estaba ausente. Sólo vivíamos nosotros dos en casa, mi madre falleció hace seis años y mi hermana se había mudado fuera de la ciudad. Yo cursaría el cuarto seme

Usuarios

Usuario desconocido te ha enviado solicitud…, nick name : Zorra88. —¿Quién podrá ser? —se preguntó el usuario: Cuervo69. —¿Quieres una noche caliente, cuervito? —lo cuestionó Zorra88, queriendo intimar. Cuervo69 aceptó la conversación, cuestionándola: —¿Qué traes puesto, zorrita traviesa? —Sólo tengo una playera blanca, mis pezones negros se transparentan, mi tanga está mojada. Quiero conocerte más… Cuervo69 tomó su pene, comenzaba a tornarse erecto. Lo sacudía al imaginar a aquella zorrita de pezones firmes. Zorra88 comenzaría a frotar sus dedos sobre su vagina tibia. Ambos lograban poner una atmosfera un tanto erótica y traviesa. Zorra88 mandó un mensaje definitivo: —Hay que conocernos en persona, te necesito dentro de mí, necesito esa verga dura dentro, cuervito. Cuervo69 aceparía la cita… Se vieron en la entrada del Hotel Granja norte. Cuervo69 se percató, al acercarse a ella, que la usuaria Zorra88, era su madre. Últimamente, Raúl, alias Cuervo69, se habí

Plegaria

Tendido ante el manto de mi espalda, sobre mis hombros hablará mi Patria. Las costillas crujen como tambores, entre ardores y balas clavadas se van agotando los venerados nombres. Soy fiel testigo de cómo posa el nopal sobre águilas descubiertas y desplumadas. Los rostros se fueron tornando calles, las estatuas yacen desplomadas. Ahora somos amantes de banderas, alzando alto las enredaderas con espinas. Los postes se encojen ante la luz pálida, los gatos maúllan con nuestras caricias tibias. La ley no comprende nuestra revolución, sólo nos persigue por pegar panfletos, por esparcir sueños, ideas, folletos. ¡Qué viva nuestra mutua devoción! Nuestros sexos se humedecen ante la adrenalina vuelta himno, tus pechos sobre los libros; libros comunistas, libros rojos, libros prohibidos, se enaltecen… La ropa sobra ante el idealismo. El materialismo histórico no comprende a nuestros pulsos y caricias metafísicas. ¡Patria, entiende, nadie calla, somos plegaria! J. N. R.

Me hundo

Me hundo como piedra caliza sobre un lago de impulsos lóbregos. Sostengo infinidades de caricias resilientes y extintas que nunca deseé ni perduraron. El dinamismo del aire sobre los pétalos fluye a mi enternecimiento sagaz, rampante, febril. El cielo ya no sintoniza con mis suspiros. Mis pasos ya no dejan la misma huella húmeda frente al charco movedizo. Ya no hay orden en mis días, ya no hay días en mi orden. Todo es un caos sonoro, matizado, disuelto en el afán de volver al espejo donde refleja a mi carisma oxidado. Me vuelvo un humo gris frente al eclipse ególatra. La lumbre se extingue frente a mis sueños oscuros. Pero eso es la vida, un vaivén de claroscuros, tal vez ahora no me doy cuenta; pronto todo pasará y volveré a estar de pie en lo alto de la montaña. Las sombras siguen burlándose de mí. La calma y la lumbre dejarán de consumir mis sonrisas de espanto. El filo del cuchillo me lleva a otro lugar. Es una cabaña. La cabaña fomenta su comprensión al compartirme su brillo noct

Hace hambre

Angustia y horror. Banalidades en tensión, solapas de paja y costumbres enmudecen los pies del campo entre las milpas y los pájaros al aire revoloteando sobre gotas de lágrimas negras la tensión y el dolor.   Saltan a la vista los dolores de pueblos que cosechan sueños ante la rabia de los grandes intereses de creces ante el robo de tierras y peces.   La angustia tiene hambre de justicia en todas sus tonalidades, enmudecen frente a la desolación que muerde, que da frío, que embrutece.   Somos el petate, somos el cacao quieto rompiendo la tierra para que suenen los gritos que no han podido callar frente a sus oídos sordos temblará la tierra.   Frente a sus ojos ciegos nuestras sandalias bailaran… Frente a la cascada vieja nuestro corazón ha de palpitar.   Ya no embrutece su avaricia, ya no resuena el enjambre, ya no tizna su indiferencia, ya sólo se vive de certezas… La tierra es nuestra junto con el hambre.  J. N. R.

Criaturas metálicas

  Dispongo de un desierto lleno de almas pasadas que arrastro en mis pasos con cada latido desesperado. Me detengo en el callejón a un costado del muelle. Ningún testigo me acecha en su posible desdén de juzgarme cargar un arma a la altura de mi rostro colmado de agobio. Las criaturas metálicas retomaron su marcha escandalosa de no rendición con tal de encontrarme. Decido aventarme al mar oscuro de golpe, nunca había nadado en el mar de noche, me siento igual de inseguro que en la superficie. Los entes se detienen al sentir mi hedor donde yacía de pie hace unos momentos en el muelle. Al no verme deciden seguir buscando en otra parte de la playa. Mis lágrimas de horror se mezclan con el oleaje pasmoso del agua salada. Siento cómo algo rosa mis pies, no le tomo importancia y trato de ir hacia la playa a unos cuantos metros. Pero ahí estaban esperándome aquellos seres de mirada fija y de cuerpos metálicos oxidados. Todos tenían hachas y machetes recogidos de algún lote de chatarra abandon

Decadentes

Fuimos dos eternos y fieles decadentes desde el amplio cielo hasta el pasto verde. A regañadientes y solapados creyentes. Maravillosos fueron los años siguientes:   Amor, deseo, floreros rotos de traición. Acuosas fueron nuestras palpitaciones. Fuimos pálidas sombras de desilusión: tan trasparentes, tan disolventes…   Fuimos besos compartidos entre bocas. Fueron tantos los amantes, fueron muchas las veces que anhelamos nuestra presencia dentro de otras miradas frías y viciosas.   Las vistas al techo en la noche quejumbrosa, fueron presa de nuestros nombres vociferados, arpas constantes de suicidio y extrañamiento. Se acabó lo nuestro junto con nuestros tormentos.   Aparecieron las adicciones, mas tus invocaciones, las más deshonestas, las más deshonrosas… ¿Qué serán de las películas y canciones que nuestro tiempo compartió en grandes ensoñaciones?   Ya no hay besos, solo maldiciones, Maldiciones asfixiantes y estrepitosas. Nos volvi

Soy autista

  Soy autista . Vivir con autismo es como jugar un video juego por primera vez y en su modo Experto. Cada día es un bombardeo de estímulos sensoriales. Una extensa sobrecarga de sensaciones en su grado más alto navegando en el cerebro. Habitar la Ciudad de México es sobrellevar las elevadas resonancias sonoras provenientes del exterior: como la música ruidosa, el sonido de camiones, perros en azoteas, ambulancias, patrullas, cláxones, personas gritando, risas escandalosas, chiflidos, sonidos de construcción, etcétera. Ser autista es tener que explicarle qué es el autismo a profesores, policías, familiares, amigos y conocidos. Es también tolerar que las personas te miren o te cataloguen como “raro”, en ocasiones, acudo a la actuación para ser “normal”, aunque sea por mera sobrevivencia e implique un cansancio físico y mental. La sociedad mexicana es de apapachos, apretones de manos, de estar demasiado cerca alado del otro. Es un caos percibir la basura fuera de lugar, percatarse que no