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Cenizas enamoradas

  Esa necesidad de saber el uno del otro, comenzó a esfumarse para siempre. Ambos lloraron de manera fúnebre su separación instantánea. Se limpiaron la cara, y continuaron con su día de manera digna y con cierta resignación, pero, esforzándose por no recaer en un amargo llanto. Él la extrañaba, ella lo amaba con una peculiar pasión distante. Ese día, ambos pusieron sus oídos en las canciones que se habían dedicado mutuamente. Volvieron a derramar lágrimas en privado. La noche llegó, ambos seguían sin llamarse o mandarse mensaje al celular. Su orgullo era devastador en ambos. Se amaban: sí. Se extrañaban: sí. Ambos anhelaban perdonarse lo antes posible. Pero nunca se volvieron a ver. Se espiaron el uno al otro durante años. Él se enteró que ella se casó y tuvo dos hijas. Ella se enteró que él se había juntado con su nueva novia en un pequeño departamento. Finalmente sucedió, los dos se cansaron de espiarse y se fueron desvaneciendo los recuerdos de una etapa pasada juntos. Pero, por alg

Me estoy acostumbrando

El silencio  ha ahogado mi boca, gracias al canto de mis ideas. Ellas bailan y gritan  desenfrenadas. Me estoy acostumbrando al único sonido que ya solo demando. Y ese es el sonido de mi respiración. Más el sonido  de mi imaginación interna. Ahora  la orquesta sonora es mental. El hola y el cómo estás… Se están volviendo invasivos en mi calma. Calma  construida a base de silencio. Silencio construido a base de lágrimas. Lágrimas forjadas en la soledad. Soledad  instalada por el abandono, Un abandono de mí mismo. Me he convertido  en un suicida de mis múltiples felicidades. Soy el anarquista de mis sonrisas. Un demoledor de mí mismo. Soy  una mala imitación del artista. Soy el que anhela estar deprimido inconscientemente. Soy  la niebla y soy el manto. Soy  el eterno llanto. No tengo remedio… Soledad:  mi vieja compañera.   JNR

Tic, tac

El tiempo se nos agota. De repente la vida dice: Cinco, diez, veinte y treinta. Y así, consecutivamente. Desde que nacemos Esta ese tic, tac. Que en algún momento se detendrá. Parará voluntaria o involuntariamente. Pero de que perderá su ritmo, lo va a perder; desapareciendo. ¿Y qué hacer con ese tiempo dado? ¿Qué hago con mi tiempo? ¿Cuáles deberían ser mis logros? ¿Qué es el éxito para mí? Mientras escribo, suena el tic, tac. Se agota con cada letra, mi tiempo en el planeta. También la vida del planeta se agota. La vida se agota junto con todo lo que habita. Me agoto yo, y te agostas tú. No en un sentido de cansancio. Si no de tiempo. SE NOS AGOTA EL TIEMPO. TIC, TAC…   JNR   

Deseos de tiempo

El deseo nos regaló tiempo. Un tiempo que permanece como un síntoma que se disipa en fugaces respiraciones al suelo.   Truena la tierra en secreto y crecen a escondidas lamentos. Lamentos retorcidos en desvelos, más pasos obtusos que lagrimeo.   El tiempo impidió rasgarnos en nuestro fiel mausoleo. Brotando así el agua cristalina en nuestras bellas almas tiernamente desvividas.       Ya no comparto mi bebida. El vino ya no me embriaga, más a hurtadillas canto nuestros más fugaces himnos disfrazados de benditos santos.   Se van bifurcando los caminos. Caminos suciamente desvencijados Al ras de nuestros sucios deseos. Deseos que el tiempo deseó desposeerlos. Embruteciendo nuestras palabras. Palabras enfermas de brutos celos.   Finalmente, yacen perdidos con la brisa fresca del tiempo. Tiempo que se encargó en embellecernos con la muerte. Y con ello, nos dimos cuenta que fuimos ingenuamente, y poco a poco, desperdicia

Ya nada nos entretiene

Me siento un sol anhelando ser la luna. Despojándome de la calidez. Apagándome en embriaguez.     En tu piel yacen depositados mis besos más tenues. Se armonizan los des tiempos en un ahogo de acordes desafinados. El telón se abre: Solo están mis huesos despostillados. —Demasiado tarde… Susurran entre el público. El tiempo nunca nos comprendió. Nunca nos dio tregua. Solo nos dejó pudriéndonos, como abono de desperdicios. Cae la luna  y cae el sol… Ya nada te sostiene a mí. Cae la tarde y junto con ella cae la noche. Ya nada nos entretiene. Caes tú, ¿y yo? ¿Yo? Yo nací cayendo.   JNR 

Elis y Anaxímenes (Dialogo segundo)

  Anaxímenes: ¿Qué estás haciendo con tanta efusividad? Elis: Desarmo un objeto, ¿no es evidente…? A: ¡Vaya, el sarcasmo es preponderante una vez que se adquiere! A: Siempre estás desarmando cosas Elis, ¿por qué? E: En clase nos preguntaste: ¿Qué es una calculadora? Nadie supo contestar en sí la pregunta. Quiero llegar al fondo de esta duda que no me ha dejado de rondar por el pensamiento. ¡¿Qué diablos es una calculadora?! A: ¿Crees que desarmándola encontrarás el porqué? E: No precisamente, solo podría inferir ciertos Cómos en cuanto a funcionalidad per se. Tal vez, y solo tal vez, infiera en su proceso ciertos porqués para poder llegar a un subjetivismo de un porqué definido en mi nula ignorancia de no saber el porqué en sí. A: Formidable, ¿te molesta si observo dicho rito de persecución ante una verdad que se oculta ante nuestros ojos? E: No me molesta, pero cierto sarcasmo ante mi evidente fracaso, me perturba un poco. La tarde acaeció para Elis y Anaxímenes, que

Amor peregrino

  Se van enumerando las cicatrices, adjudicándome un encuentro que retraso en cada pestañeo por no ver concretado el barullo de imágenes que solapan tu apellido. ¿Dónde ha quedado mi esencia? En un cofre enterrado en el bosque blancuzco. Soy lo que dejé de ser al momento de prometernos un futuro juntos al ras de nuestros labios. Caen las hojas riéndose de nuestras promesas. El frío azota acobijándonos por separado en mantos de lágrimas. Somos lo que dejamos ser. El viento deja escapar nuestros lamentos depositándose en nuestros floreros rotos. ¿Quién no ha confiado ciegamente en el destino? La iglesia fue testigo de nuestras plegarias por no separarnos. Varios fueron los rezos que le dediqué a tu nombre. Nombre que se fragmenta en un laberinto de recuerdos perdidos. Las astillas de nuestros rosarios se hunden en nuestras palmas con cada plegaria enmascarada en tristeza. Cayeron al suelo nuestros huajes marcados por nuestras huellas que se entrelazaron infinidades de veces frente a la p

Despojo de recuerdos

Somos un despojo de recuerdos constante, atardeciendo en un paisaje de imágenes que jamás suscitarán de nuevo en la memoria fija. Truenan y relampaguean nuestras más brillantes ideas. Quedando plasmadas por un breve instante en el horizonte llano y oscuro. Somo luces que destellan por un muy limitado instante en la eterna oscuridad. Energía acumulada, destinada a volverse parte de la nada. Inhalaciones y exhalaciones que nunca más volveremos a tener. Vivo ahora, estoy vivo, y escribo, sobrevivo de muchas maneras. Intento tallar la hoja en blanco con ligeros esbozos de alientos que brotan del ritmo más áspero proveniente de mi corazón rancio. Soy un instante de instantes que catalogo como importantes. Esa es mi más grande tristeza, cuando muera, no poder escribir más; no ser nunca más. No tener un cuerpo que alce la pluma frente a la hoja y desvivirme en un breve instante. Se acabará todo eso. Mi ritual escrito. Mi vida

Entre susurros ahogados

Entre susurros ahogados, se fueron bebiendo sus labios. Intercambio etílico de fluidos; un tanto distantes y robados.   Cae la tarde junto al pincel. Pintas caricias al borde del papel. Cae la noche llena de suspiros. Tomas mi mano fríamente. Me despides entre la tormenta. Sucumbe la retirada distante. La pintura se escurre, junto con el recuerdo de un encuentro. Que nos abraza de manera frívola. Mal sabor de bocas, en una pintura; que ya no brilla pero que acongoja. El papel se arruga junto con nuestros rostros. Que ya no son los mismos. La catedra de nuestro vicio cesa. Tu prestigio de monja quedará a salvo, entre dos copas servidas por nuestros pecados.   JNR

Nadie

Como un telón que se profana, la luz del viento me desemboca; acústica y demoledora. Frente a mis ojos pervertidos por la oscuridad de hallarme bruscamente aislado junto a las sombras cálidas de una deseada soledad temprana. Se abren las fauces de la fiera. Carcome mis más ingenuos latidos. Mis más cálidos recuerdos. Y a mis más anhelados llantos. Ya no hay fin. Solo retorno. Un retorno destructivo… Un retorno de empobrecida melancolía. Soy la máscara naciente… Soy el ser no deseado de mil miradas indiferentes. Moriré en el anonimato. Destino anhelado hoy en día. Mis disfraces se arrastrarán junto al polvo de mis sonrisas. Finalmente se propaga mi ciclo ferviente. Aquel de anhelar lo anhelado. Adiós tormenta. Dueña de mi templanza. Elogiada y desprovista… de infinidades de amarguras. Finalmente soy… Lo que nadie quiere ser: Nadie.   JNR  

Despecho

Fuiste cosechando mis más elaborados besos que con arduo esmero fui propiciándote, pero…, que nunca, ¡nunca, maldita sea!   Te dedicaste a devolverlos. Fuiste una aberración campante. Indiferencia en tus pasos caminantes. Vaya desperdicio de pulsaciones, tan llenas de abolengo; tan llenos de tiempo inefable. Inversión nómada constante. Vaya desperdicio de ser pensante. Yo me dediqué a amarte… Tu dedicación aberrante, fue la de contemplar entidades de nulas capacidades brillantes. Eras la escoria enjuiciada, al darle valor a vacíos cuerpos “despampanantes”. Me alegra tu absurdo destino. Era de esperarse al tener tantas parejas. Tu cruel delirio, te dejará sin tu más despreciado y apreciado talento tránsfugo.   Ese…, el de amar los cuerpos más pulcros y los más vanos y dolientes. Suerte con tu nuevo galimatías. Espero que tu poliamor hacedero, Ya no crezca en tu sórdida filosofía. Ya que hay cierta candidez, en tus amantes loz

Elis y Anaxímenes (Dialogo I)

  Anaxímenes: ¡Qué glorioso atardecer! Acércate Elis. Aprecia junto a mí éste bello paisaje efímero. Anda deja eso, aprende a contemplar un atardecer. Elis: ¿Contemplar? Y quién dice que no sé contemplar. Justo contemplo este bello artefacto a detalle en el acto de desarmarlo. Anaxímenes: ¿Por qué intuyes que implico que no sabes contemplar? Mencioné la palabra aprender, aprender no es un no-saber, aprender es saber y aprender sobre dicho saber que ya sabes. Elis: Ya veo, Anaxímenes…, ¿qué es realmente saber algo o el saber en sí? Anaxímenes: Formidable pregunta, ¿Tú sabes si sé la respuesta o sabes por qué me preguntas lo que me preguntas? ¿Tiene algún fin que seas consciente de saber qué es el saber? Elis: Intuyo que sabes porque eres un hombre mayor con cierta experiencia en su habitar el mundo desde tu nacimiento hasta ahora. Por ello creo que has tenido más contacto con el saber. Y en cuanto al fin de querer saber qué es el saber, creo que es curiosidad. Es como si fuera

Soy filósofo, mírenme

  ¿Soy lo que sé o soy lo que no sé? Ignorancia bendita que me embriaga el entusiasmo al descubrir mi cada vez más basto desconocimiento. Leo frente al público palabras que no siento, solo expreso palabras al viento que son necesarias para mi aprobación académica. Mientras hablo me visualizo fuera de mi ente parlante. Me miro sigiloso, a sabiendas que todo lo que digo lo olvidaré alrededor de algunos meses. Solo importa la aprobación de mis maestros por mi ordenada capacidad de mover la cola y dar la pata cuando se me ordena. Me otorgan un papel donde dice que soy un capacitado discapacitado. Lo enmarco y lo cuelgo en mi cuarto orgulloso de la aprobación de mi seudo inteligencia. Leo y escribo bonito, eso piensan. ¿Pero qué pienso yo? ¿Qué será de mí cuando se acabe el juego escolar? ¿Dónde estará el teatro donde la actuación de autoridad y novato se comunican entre sí? No hay tiempo, me hago cada vez más inútil. Alzar la voz todo el tiempo, creo que eso no es ser intelectual. Reflexio

Mi mente

Mi mente… Amarga catarsis de impulsos. Sentimientos vueltos deseos; concebidos bajo un manto de locura. Reflexiones entre páramos de alivio. Aberrantes pensamientos nublados. Razón que me agobia el alma. Mi mente, dulce delirio. Mi mente, tan elocuente. ¡Hay de mi mente! Ya no me comprende. Ahora se enciende. Valiente y cobarde. Ruidosa; Tan llena de alardes. Narcisa y quebradiza. Rosa de espinas sangrantes. Hay una cruz clavada en ella. ¡Sáquenla! Me agobia los pecados. Medicamento nocivo. La calma permea en una cascada de sinapsis fluyendo. Hambre, sed, fornicar. ¿Mi esposa es un sombrero? No, peor, no existe. Mi mente…   JNR